Sin duda, el finlandés ha sido para mí una de las grandes decepciones de esta temporada. Jari-Matti Latvala ha contado durante un año más con el mejor material, al igual que sus compañeros en el equipo Volkswagen, Sébastien Ogier y Andreas Mikkelsen, sin embargo, ha estado alejado del nivel que se le puede presuponer al último genio salido de la larga cantera de los finlandeses voladores. Ahora, está obligado a empezar de nuevo.
Latvala tiene apenas dos meses y medio para recomponerse, volver a marcarse unas metas lógicas y poner al equipo Toyota a trabajar. No nos engañemos, a pesar de que ha sido Juho Hänninen el encargado de desarrollar el Yaris WRC durante los últimos meses, debe de ser el ex piloto llegado de Hannover el encargado de encabezar el nuevo proyecto de Tommi Mäkinen, de aplicar lo que ha aprendido durante los últimos cuatro años con los tetracampeones del Mundo.
Antes de ello, el finés deberá juntar todas las piezas del puzle de su cabeza, encontrar la razón por la que esta temporada 2016 su rendimiento ha sido más bajo aún que en años anteriores (siempre dejando de lado los problemas y fallas mecánicas sufridas, que han sido muchas) y tratar de reponerse del que ha sido según él “uno de los periodos más oscuros de su carrera” en el Mundial de Rallyes.
No es para menos. Con dos segundos puestos y una victoria, la conseguida en México hace nueve meses, habría que remontarse a la campaña 2009 del WRC para encontrarnos con un año estadísticamente parecido al realizado por Jari-Matti esta temporada. Tras decir adiós a la lucha por el título muy pronto, el cierre del programa oficial por parte de Volkswagen Motorsport ha sido la guinda negativa a un año para olvidar, la constatación de que no había sido capaz de ser Campeón del Mundo con las mismas armas que Sébastien Ogier.
Además de ese triunfo en México, Latvala ha tenido que encontrar en otros momentos puntuales esa motivación para seguir adelante. Eso que en España conocemos como ‘brotes verdes’. La mayoría han sido sensaciones, eso tan importante dentro del automovilismo. Una de ellas en Australia, después de haber perdido todas opciones a cerrar el año ganando tras la primera etapa, Jari-Matti reconocía haberse encontrado de nuevo, de haber recuperado lo que su compatriota, Mikko Hirvonen, denominaba como Mojo.
Con el paso de los años, al ganador más joven de un rally del Mundial se le está poniendo cara precisamente de eso, de Hirvonen, un piloto muy prometedor, capaz de haber seguido los pasos del último campeón finlandés, Marcus Grönholm, pero que se encontró con la tiranía de Sébastien Loeb. En el caso de Latvala, ha encontrado su Némesis en el tocayo del alsaciano, Ogier, sin embargo, con el paso de los años se está encontrando que lejos de estar más cerca (este año ha sido sexto clasificado de la general con 112 puntos por 268 de Ogier), cada vez es más nutrida la selección de pilotos que se encuentran en su escalón.
Estoy seguro de que verse como piloto número uno de Toyota GAZOO Racing (a pesar de que ha tenido que esperar a que Ogier descartara su fichaje por ellos) y llevar el peso de un equipo con la historia y el presupuesto de los japoneses le ayudará a reponerse. Aunque sin duda, no será sencillo. Actualmente no sabemos el nivel de rendimiento del Yaris WRC y sólo nos podemos guiar precisamente por esas sensaciones que comentábamos antes, sin embargo, lo que está claro es que el auto ha sido desarrollado y evolucionado por Hänninen y Mäkinen, dos pilotos que están lejos de estar a la vanguardia del Campeonato del Mundo. El camino es largo, Jari-Matti está obligado a empezar de nuevo, ahora veremos la verdadera pasta de la que está hecho.