El deporte motor es velocidad, adrenalina y dentro de esa aberrante emoción también es sinónimo de peligro, siempre lo ha sido y lo será aunque la seguridad sea alta en la actualidad, asegura Giselle Zarur.
El deporte motor es velocidad, adrenalina y dentro de esa aberrante emoción también es sinónimo de peligro, siempre lo ha sido y lo seguirá siendo aunque los niveles de seguridad sean muy altos en la actualidad.
Estamos acostumbrados a ver a los pilotos pisar a fondo el acelerador, rodar las curvas desafiando los límites de la gravedad y aunque sabemos que arriesgan la vida en cada carrera, jamás se piensa en eso, ni en que habrá accidentes, la palabra MIEDO no se utiliza frecuentemente.
Valientes ídolos hemos visto a través de los años, lamentablemente muchos se han quedado en el camino, esos hombres que nos hacen emocionarnos al correr a más de 300km/hr, que parece que nada los detiene, esos héroes de millones, son seres humanos, no debemos olvidar de eso y que al igual que tu y que yo tienen sentimientos, y que sí, en situaciones de peligro, cuando la muerte se ve tan cerca, ellos también sienten miedo.
Horas después del accidente que protagonizaron Fernando Alonso y Esteban Gutiérrez, caminaba hacia la salida del paddock de Melbourne junto al piloto asturiano y colegas de la prensa española, hablábamos sobre lo sucedido. Fernando, ¿pensabas algo en ese momento? Le pregunté, y es que no me podía imaginar que pasó por su mente cuando veía tan de prisa el cielo y la tierra al girar en el aire. Su respuesta fue afirmativa, “Si, pensé en mi madre que me estaba viendo por la televisión. Pensé tanto en ella quería salir rápido para que viera que estaba bien, estuve consiente y con miedo todo el tiempo.”
Para muchos habrá sido extraño escuchar la palabra miedo proveniente de un bicampeón del mundo que ha tenido otros accidentes y que ha vivido del automovilismo desde que era pequeño. Pero ni el accidente que vivió en Brasil en 2003 le provocó la inquietud y esa angustia como el del pasado fin de semana. Realmente fue impactante.
Aunque la palabra miedo no la mencionen en el día a día, ese miedo es el que los hace ir por mas y más, es lo que se conecta con la adrenalina y hace que quieran volver al auto pase lo que pase y seguir acelerando sin límite.
Lo dijo Alonso el domingo al bajarse del auto, o de lo que quedó del MP4-31, volverá al mando en 10 días, para Bahréin.
Sentir miedo con un escalofriante accidente como el que sucedió al español es de humanos. Únicamente el habitáculo quedo intacto, la barra antivuelco protegió a Fernando, pero al el ver auto completamente destrozado, Esteban lo único que quería era bajarse de su monoplaza para verificar que el accidente no hubiera pasado a mayores.
El momento en el que estos dos hombres se abrazan dice más que todo lo que pueda pasar en pista, es esa unión, ese abrazo de saber que juegan al mismo juego, que los dos saben el significado de su miedo y de lo que puede pasar en pista.
Hay una historia que siempre cuento cuando se habla del miedo en la Fórmula Uno, y es que en alguna ocasión Jo Ramírez me compartió una anécdota de Ayrton Senna.
La primera vez que el astro brasileño dijo sentir miedo fue en 1991 cuando el tricampeón del mundo se impactó en la ya extinta y famosa curva peraltada del Autódromo Hermanos Rodríguez a bordo de su McLaren. Senna, el hombre que decía tener una conexión especial con Dios, se lo confesó al mexicano. “Jo, por primera vez sentí miedo.”
Es normal y humano, es real y existe, hay miedo cada que inicia una carrera, hay adrenalina que se eleva y hace el corazón latir más rápido sin aun haber arrancado.
El miedo es parte fundamental del automovilismo, vencerlo es la prueba y volverlo adrenalina es lo que crea la adición, ahí nacen los valientes.
Vía MotorSport