Este domingo se celebra el Gran Premio de Malasia de MotoGP y, después de un año de acusaciones cruzadas y encontronazos sonados en pista, Valentino Rossi y Marc Márquez vuelven a encontrarse en el lugar de la polémica.
Desde la carrera de 2015, la curva número 14 de la pista de Sepang nunca será vista de igual manera por los aficionados al motociclismo. Es precisamente ahí donde Rossi y Márquez protagonizaron uno de los encontronazos más sonados en la historia de MotoGP en los últimos años: el famoso toque (o patada, para algunos) que acabó con el piloto español en el suelo y una sanción para el italiano, que en la carrera consiguió subir al podio al finalizar tercero.
Dicha sanción obligó a Valentino a salir último en el GP de Valencia, lo que, según el piloto italiano, le lastró a la hora de luchar por el título mundial, que acabó llevándose Jorge Lorenzo por solo cinco puntos. Pero las declaraciones de Rossi no quedaron ahí, y llegó a acusar a los dos pilotos españoles de haber hecho un pacto contra él desde el GP de Australia (el famoso biscotto) para favorecer que Lorenzo se llevara el mundial.
Al margen de lo que pasó en la curva -unos defienden que Valentino cerró intencionadamente la trazada a Marc, otros que el español entró colado y no pudo evitar al italiano, e incluso hay quien afirma que no hubo ‘patada’ como tal, pues en ningún momento el pie del italiano toca el freno de Márquez, algo que otros sostienen- lo que sí es cierto es que fue un incidente que marcó la era actual del motociclismo y que, un año después, todavía levanta polémica.
En ese momento, la prensa española cargó contra Rossi y la italiana contra Márquez; los aficionados de uno y otro bando comenzaron una guerra en redes sociales criminalizando al contrario (algo que, afortunadamente, no ha pasado de ahí), pero que llevó a la autoridades españolas incluso a declarar “de alto riesgo” el Gran Premio de Valencia, carrera siguiente en el calendario. Desde ese momento los pitos en los circuitos contra uno y otro por parte de la afición rival se han vuelto una constante, incluso son comunes los aplausos por las caídas y fallos del piloto contrario en pista. El espíritu de sana competición del motociclismo, algo que era característico de este deporte en el que no había grandes piques con la afición del rival, quedó empañado.
Y a pesar del tiempo que ha pasado, la tensión entre ambos pilotos todavía es palpable, igual que entre aficiones, por mucho que desde el mundo de la MotoGP se pida respeto y calma. Mientras el entorno del italiano no duda en hacer declaraciones sobre lo que pasó culpando a Márquez (como la famosa entrevista a Uccio Salucci, mano derecha de Valentino, que se publicó hace unos días), el del español calla y prefiere no entrar en polémicas; pero la relación entre ambos, a pesar de gestos como el de Montmeló -cuando se dieron la mano cordialmente en el parque cerrado-, es totalmente nula.
Ahora ambos volverán a encontrarse un año después, en la pista que lo cambió todo y en la curva que, sin que nadie se lo imaginara, marcó un punto y aparte en la historia de este deporte.