Fernando Alonso se despidió el pasado fin de semana de la Fórmula 1, pero su trayectoria en el automovilismo sigue y tiene retos interesantes para 2019: las 24 horas de Daytona, el Mundial de Resistencia y las 500 Millas de Indianápolis.
En numerosas declaraciones Alonso siempre ha defendido que se siente satisfecho con lo que ha logrado, pues de niño no esperaba guardar tantos trofeos en su museo.
Debutó con Minardi en 2001; en 2003 llegó su primer podio, en Malasia, y su primera victoria, en Hungría (las dos con Renault) y poco después se convirtió en el primer español en liderar el Mundial de Fórmula 1, antes de conseguir sus dos títulos en 2005 y 2006, que para él tienen más validez por estar entonces Michael Schumacher en pista.
Lejos quedó ese ‘toma, toma, toma’ tan característico suyo. Se había convertido en el bicampeón más joven de la historia de la Fórmula 1. 2007 no fue fácil con Lewis Hamilton al lado en un McLaren británico. Del año siguiente se recuerda el polémico ‘Crashgate’ que despidió a Flavio Briatore de los circuitos, pero no de su círculo de amigos.
Necesitado de nuevos retos, Alonso, ya como bicampeón, emprendió una etapa nueva en Ferrari y nada más que llegó, venció, en su primer Gran Premio vestido de rojo.
Sin embargo, fueron cinco años de casi besar la gloria, pero quedándose a las puertas. De ahí quizás la victoria más especial fue Valencia 2012, pero con impotencia de no conseguir el Campeonato, se decide por fichar por McLaren y allí comenzaría su travesía por el desierto de los últimos años.
Varias temporadas llenas de momentos para el recuerdo: las comparaciones con el motor de GP2, la hamaca en Brasil… pero también de retos como las 500 Millas de Indianápolis, el Mundial de Resistencia y, en definitiva, el comienzo del labrado de un futuro que se prepararía para cuando la F1 ya no fuese suficiente para él. Parece que ese momento ha llegado. Es hora de retos nuevos.