Según informa la cadena británica BBC, en el rico emirato árabe de Dubai, está teniendo lugar toda una epidemia de carreras ilegales, las cuales suelen transcurrir en las afueras de la ciudad, en las desiertas e infinitas autopistas que atraviesan el solitario desierto.
Por Sergio J. Cabrera
El problema ha sido de tal magnitud, que la policía de Dubai, ese cuerpo famoso por tener entre los vehículos de su parque móvil toda una colección de deportivos de todos los tipos, ha tenido que crear operativos especiales para poder terminar con este tipo de actividades ilegales, cuyo resultado ha sido el de casi un centenar de vehículos confiscados.
Aunque no se especifica si además de una cuantiosa multa los responsables han sido detenidos o acusados de algún tipo de delito, lo que sí ha trascendido ha sido el importe de esas multas, 13.500 dólares para los conductores que han sido cogidos durante la comisión del delito al volante de los vehículos, y hasta 27.000 dólares para los propietarios de los autos.
Según las fuerzas de seguridad del emirato, es habitual que se preparen vehículos para este tipo de eventos en su país, siendo habitual también que sean capturados algunos conductores en actitudes al volante de evidente peligro e irresponsabilidad.
En total, la BBC informa de que han sido confiscados hasta 81 vehículos, presumiblemente de altas prestaciones o customizados, para este tipo de actividades.
En ocasiones, los infractores llegan a huir de la policía, que como es sabido, dispone de una amplia gama de modelos exclusivos y deportivos, entre los que podemos destacar modelos de las marcas Ferrari, Bugatti o Lamborghini. Provocándose persecuciones en las que incluso se llegan a alcanzar velocidades cercanas a las 200 millas por hora.
Teniendo en cuenta que generalmente estas carreras se realizan al amparo de la noche, es fácil imaginar lo peligroso de una persecución a esas velocidades en un tramo de autopista completamente a oscuras por el desierto, que en cualquier tramo de la vía puede verse lleno de arena por el propio viento.