Desde la creación del autódromo en los años 70, el pueblo de La Guácima ha tenido un desarrollo que gira en torno al inmueble, ¿por qué no seguir trabajando de forma conjunta?..
El reciente conflicto que enfrenta el autódromo nos pone a analizar muchos aspectos, pero la conclusión mas contundente es que La Guácima es un pueblo que se ha desarrollado y beneficiado por el autódromo.
Cuando el autódromo se inauguró en 1974, esa localidad no era más que potreros y lodazales, no habían vecinos cercanos al inmueble ni servicios básicos como electricidad. Precisamente por eso los entusiastas que trabajaron para construirlo escogieron una localidad alejada de la ciudad.
Desde su inauguración, las autoridades del autódromo trabajaron en conjunto con la comunidad y fue así como lograron llevar la electricidad a La Guácima, mejoraron los caminos y también le permitieron ventas de comida a las asociaciones comunales para la construcción del templo de La Guácima y hasta un puente, prueba de ello son las placas que todavía se ubican en estas construcciones y que reseñan la participación de las autoridades del autódromo.
En años más recientes, gracias a donaciones de pilotos se logró adquirir una ambulancia equipada con la última tecnología para la comunidad y también se asfaltó toda la calle principal del autódromo gracias al aporte de don Carlos Rodríguez.
El autódromo a lo largo de los años se ha prestado a diferentes instituciones del gobierno como el ICE, Cruz Roja, Ministerio de Seguridad, OIJ y otros, para que realicen cursos de manejo y capacitaciones para sus empleados. Y así podríamos reseñar innumerables aportes del autódromo a la localidad y el país.
En Estados Unidos, específicamente en Daytona e Indianapolis estas ciudades se desarrollan y viven en función del automovilismo. Por ejemplo, en Indiana no pagan impuestos los talleres de equipos que se instalen en una calle específica. También se les permite 110 decibeles para carreras locales y para carreras internacionales las mediciones se hacen dependiendo del campeonato.
El autódromo estuvo primero que todos los vecinos que en este momento se quejan del ruido, es decir ellos llegaron ahí sabiendo de la existencia del mismo. En esa zona es mayor la cantidad de ruido que emiten los aviones, con los vuelos constantes todos los días del año y si nos vamos a problemas sanitarios, las granjas provocan una contaminación mayor que el ruido de un vehículo.
Actualmente los autos corren con silenciadores que no sobrepasan los 90 decibeles pero las discrepancias entre una ley obsoleta de los años 30 y la nueva ley de tránsito (ni siquiera estas leyes se ponen de acuerdo con el nivel de decibeles) tienen al día de hoy al autódromo con un impedimento para realizar actividades de motores.
Este problema pone en riesgo cientos de trabajos para personas de la misma localidad, pero también afecta a la sociedad ya que impide que cientos de “picones” tengan un ambiente controlado y seguro para descargar su adrenalina y afecta toda la actividad de los deportes de motor, situación que ya debería tener preocupado y ocupado en resolverlo, a instituciones como FECOM y el ICODER.
Por qué las cosas tienen que cambiar ahora? Por qué poner en riesgo tantos puestos de trabajo y actividades deportivas que tienen respaldo estatal? Será tanto el desconocimiento de las autoridades con el deporte motor?
Se abre un precedente peligroso, el día de mañana un vecino de una pista de motocross puede hacer que la cierren, un vecino de una fábrica también y por qué no, hasta un vecino de La Sabana puede pedir en estos días que cierren el flamante Estadio Nacional por exceso de ruido durante los partidos y conciertos.