Los errores puntuales de los tres principales favoritos les dejan separados por sólo 12 puntos tras la quinta ronda de la temporada.
Tras la celebración del Gran Premio Monster Energy de Francia de MotoGP™ en el Circuito de Bugatti – Le Mans el pasado fin de semana, el curso de la temporada ha tomado un nuevo rumbo.
Jorge Lorenzo venció de forma incontestable y el premio adicional a su competitividad ha sido la primera plaza en la clasificación provisional que muy pocos pensaban que Marc Márquez (Repsol Honda Team) podría llegar a perder, además una propina de cinco puntos por delante de éste y de doce sobre Valentino Rossi (Movistar Yamaha MotoGP). Sin duda, la mejor manera de celebrar sus recientes 29 años.
Ahora el panorama de la temporada será distinto para el cinco veces campeón del mundo, que deja de marchar a remolque en la tabla de puntos para convertir cada buen resultado en un impulso más hacia su soñado sexto título mundial antes de emprender su futura andadura junto a Ducati.
Si la victoria de Lorenzo resultó bien merecida, no se puede decir menos de la segunda posición de Valentino Rossi. En Qatar el podio se le escapó como arena entre los dedos, en Argentina se encontró un lugar en éste gracias a los errores ajenos y en Austin sus aspiraciones acabaron trágicamente temprano en la grava.
Sin embargo, el mejor #46 de la temporada 2015 ha vuelto en las carreras de Jerez y Le Mans, con el domingo en mente desde el primer entrenamiento libre y con excepcionales réditos al esfuerzo realizado para mantenerse competitivo. A pesar de verse atrapado entre los diez primeros en la salida, supo ver que la carrera era larga. Si hubiera salido algo mejor, hay quien piensa que podría haber estado mucho más cerca del ganador.
Las caídas de Lorenzo en Argentina y de Márquez en Francia ha contribuido a que Rossi haya expiado la culpa de un desafortunado fallo en Austin, reduciendo la ventaja de ambos a un máximo de doce puntos en la clasificación, lo que le devuelve al fragor de la lucha por el título.
El panorama para Rossi ha cambiado notablemente después del temor desatado en Austin, donde tras anunciarse su continuidad durante dos temporadas más en MotoGP™ se vio tan lejos de la lucha por el título como no lo había estado desde la temporada 2014.
Sin recurrir al morbo, resulta muy fácil imaginar en lo interesante que puede ser la temporada 2016, con Rossi empleándose a fondo contra, no uno, sino dos rivales en la lucha por el título del palmarés y el carácter de Lorenzo y Márquez.
En Le Mans no sólo llegó por fin el esperado primer podio de Maverick Viñales (Team Suzuki Ecstar) en la categoría reina, sino también el primero de Suzuki en MotoGP™ desde el último y lejano cajón logrado por Loris Capirossi en 2008.
Después de las carreras de Argentina y Estados Unidos, donde Viñales estuvo realmente cerca de conseguirlo, sí ha resultado una paradoja que este esperado podio estuviera tan íntimamente ligado a los errores cometidos por Marc Márquez y Andrea Dovizioso (Ducati Team). Aun así, había que estar ahí para aprovechar la oportunidad y bien está lo que bien acaba, ha debido pensar el prometedor piloto de Suzuki.
Sobre el futuro de Viñales, ¡qué se puede decir! Los aficionados más nostálgicos desean verle ganar carreras con una Suzuki como sólo lo hacía el mítico Kevin Schwantz hace ya más de dos décadas, pero es probable que la tiranía intrínseca al deporte de élite y la necesidad de ganar por encima de cualquier otro factor, termine sentando a Viñales sobre una Yamaha; ¿o una Honda? Si es cierta la marcha de Dani Pedrosa (Repsol Honda Team) a Yamaha, todo podría ocurrir a partir de ese momento.
De una forma u otra, Le Mans resultaba un inmejorable escenario para este primero podio de Viñales, ya que fue en éste mismo trazado donde logró en 2011 su primera victoria en 125cc, sin haber subido siquiera al podio antes, después de una maniobra de «ganar o morir» en la penúltima curva sobre Nico Terol.
Dani Pedrosa ha vuelto a rondar el podio gracias a su enorme experiencia, pero lo cierto es que una vez más ha quedado apeado de él y nada es capaz de hacerle olvidar que está rindiendo por debajo de su verdadero nivel.
Poco amigo de lo mediático, el piloto de Castellar del Vallés tiene ahora la doble tarea de encontrar una casi utópica puesta a punto para su Honda que le permita aprovechar su máximo rendimiento, además de abstraerse de los rumores que le sitúan en Yamaha la próxima temporada; está sobradamente capacitado para una y otra.
El acierto de unos pocos ante la debacle del resto
La quinta plaza de Pol Espargaró (Monster Yamaha Tech 3) en Le Mans le afianza como el piloto de equipo satélite más competitivo del momento. Manteniendo la paciencia mientras sus teóricos rivales perdían la compostura y el equilibrio en las primeras carreras de la temporada, Pol ha conseguido lo que mucho dudaban que lograría al terminar el año pasado.
Es evidente que hay diferencias insalvables respecto a los pilotos de fábrica, pero el menor de los Espargaró está sacando el máximo rendimiento del material que tiene sin cometer errores imperdonables y la inconsistencia de sus teóricos rivales, sumada a la de gran parte de los pilotos oficiales, está haciendo el resto para situarle por delante de muchos de ellos en la clasificación provisional del campeonato.
Su quinto puesto es el mejor resultado hasta ahora este año, precisamente en la carrera local de su equipo y durante el fin de semana en que se confirmaba oficiosamente que mantiene asegurada su plaza en Yamaha para la próxima temporada.
Aleix Espargaró finalizaba sexto en Le Mans y continúa progresando al manillar de la Suzuki GSX-RR; lástima que su resultado haya quedado parcialmente eclipsado por el podio de Viñales, pero uno y otro al menos están demostrando claramente la creciente competitividad de la Suzuki.
Entre otros, corresponden menciones especiales para Danilo Petrucci (Octo Pramac Yakhnich), que finalizaba séptimo en su vuelta a la competición tras su lesión de pretemporada y su recaída en la primera ronda del año en Qatar. Ojalá este contratiempo con condiciones la excelente progresión que había realizado hasta ahora.
Héctor Barberá (Avintia Racing) continúa realizando su temporada más sólida de los últimos años. Su quinta carrera entre los diez primeros así lo demuestra, sobre todo sin cometer irreparables errores.
Los pilotos de Aprilia Racing Team Gresini, Álvaro Bautista y Stefan Bradl, se sobrepusieron una vez más a las circunstancias. Ver puntuar a la Aprilia en casi cada carrera de este año era algo que se podía esperar. Sin embargo, en realidad está siendo la consistencia de sus pilotos ante la adversidad lo que le está dando a la firma de Noale sus asombrosos resultados entre los diez primeros para un prototipo de nuevo desarrollo.
Eugene Laverty (Aspar Team MotoGP) y Loris Baz (Avintia Racing) también están exprimiendo al máximo el potencial de la vetusta Desmosedici GP14.2, todo un contraste con la azarosa temporada que están viviendo este año los pilotos de la marca al manillar de las más sofisticadas y competitivas GP15 y GP16.
En el extremo opuesto, no puede obviarse llegados a este punto la desastrosa temporada del equipo Ducati Team, con Andrea Dovizioso y Andrea Iannone habiendo quedado fuera de carrera en tres de las cinco disputadas hasta ahora. Parece evidente que las GP16 son monturas plenamente competitivas, pero por unas razones u otras sus pilotos no son capaces de dejar atrás los contratiempos. Otros pilotos como Cal Crutchlow (LCR Honda) o Yonny Hernández (Aspar Team MotoGP) tampoco están acertando, y de forma alarmante.
Márquez, ¿como Rainey en el GP de Suecia de 1989?
Hasta ahora, Marc Márquez (Repsol Honda Team) se había mantenido lejos de las caídas. Si Jorge Lorenzo se iba al suelo en Argentina y Valentino Rossi corría la misma suerte en Austin, ahora el piloto de Honda ha sufrido su propio revés en Francia.
Antes de que llegase el momento de su caída intentaba no perder la estela de un Rossi que le había superado en toda regla apenas unos momentos antes, además de seguir a rueda de un Dovizioso a quien no terminaba de dar caza.
Márquez y su Honda tenían en Le Mans evidentes problemas a la hora de acelerar y el doble campeón del mundo parecía condenado a una de las situaciones críticas en que se puede encontrar un piloto; la de rodar al límite y contemplar cómo sus rivales parecen inalcanzables cuando sólo están unos pocos metros por delante.
Wayne Rainey perdió definitivamente el liderato y el título de 500cc en 1989 cuando Eddie Lawson (que había remontando carrera a carrera de forma impasible durante el año) le había sobrepasado claramente mediada la carrera de Suecia. Allí, el piloto de Yamaha terminó sufriendo una caída cuando ya sólo quedaban dos carreras para el final de temporada en Checoslovaquia y Brasil y la lucha por el título no sólo había dado un vuelco, sino que había quedado prácticamente sentenciada a favor de Lawson.
Cuando Lawson le adelantó pudo escapar, pero prefirió mantenerse a apenas un segundo por delante en lo que no era más que una taimada estrategia.
Según palabras del propio Eddie: «los Michelin ofrecían en Anderstop un excepcional rendimiento respecto a los Dunlop que empleaba Rainey. Cuando le adelanté podía haber escapado, pero preferí quedarme sólo un poco por delante con la esperanza de que Wayne asumiese mayores riesgos para cogerme y quizá terminase cometiendo un error que diera la vuelta a la lucha por el título».
En ese momento Rainey rodaba al límite y rebasó éste al acelerar antes de tiempo en la entrada a la larga recta trasera del circuito, que también era la pista de despegue de un aeródromo contiguo, con la esperanza de llegar a la siguiente frenada en posición recuperar la primera plaza.
Nada de esto ocurrió, sino más bien lo contrario. Rainey fue víctima de una caída que no sólo le dejó fuera de carrera sino también de la lucha por el título. Márquez, al menos, ha cometido su error en un momento mucho más temprano de la temporada.
Vía MotoGP