Según el estudio un 75% de los conductores lo ha sufrido alguna vez, y se trata de un fenómeno que suele aparecer a partir del tercer año de conducción
Sales del trabajo, tomas el auto, llegas a casa y te preguntas: ¿cómo he llegado hasta aquí? Se trata de lo que los expertos llaman conducción subconsciente, un estado casi de trance o hipnosis en el que manejamos el volante y los pedales sin conciencia plena y con nuestra atención completamente desviada de lo que sucede a nuestro alrededor. Habitualmente esta situación, no exenta de riesgo, se produce en trayectos habituales y por lo tanto monótonos y conocidos para nosotros.
La percepción subconsciente es inherente en el ser humano y vital, pero también puede resultar peligrosa en el punto en que el ejercicio de la conducción es tan delicado y está sujeto a tantas situaciones impredecibles que requiere de la máxima alerta de todos nuestros sentidos. A priori podría parecer peligroso siempre, en todos los casos, pero según un estudio realizado por Audi y la opinión de los expertos que intervinieron en él, no está demostrada una relación entre conducción subconsciente y accidentes graves, aunque el riesgo pueda ser muy alto si confluyen otros factores como una velocidad inadecuada o poca distancia de seguridad. ¿Curioso no?
Según el estudio un 75% de los conductores lo ha sufrido alguna vez, y se trata de un fenómeno que suele aparecer a partir del tercer año de conducción, siendo independiente del sexo del conductor y de sus estudios, aunque sí se ha demostrado que suele estar asociado a conductores urbanos, que van a trabajar o a estudiar y que afecta en mayor medida a aquellos sujetos que sufren una situación de estrés.
En el experimento de Audi los conductores que se enfrentaron a la prueba usando gafas especiales que analizaban treinta posiciones diferentes por segundo para comprobar hacia donde se dirigía la mirada. Se comprobó que en esta situación podemos atender a estímulos como semáforos, señales o límites de velocidad, por lo que incluso sin ser conscientes de ello nuestra atención no queda del todo anulada.
Por otro lado, la tecnología que equipan nuestros automóviles que ahora son capaces de automatizar cada vez más tareas y descargar de responsabilidad al conductor, ayuda a prevenir accidentes, también mientras conducimos subconscientemente, pero hasta cierto punto pueden ser contraproducentes dado que añaden monotonía a nuestra conducción. En muchos casos ya no tenemos que pisar el acelerador, gracias al control de crucero; ni accionar el cambio de marchas, con los vehículos automáticos; hemos diseñado autos que impiden que nos salgamos de nuestro carril, sensores activos de cambio involuntario de carril; y que incluso frenan por sí mismos si detectan un obstáculo, mediante la frenada de emergencia en ciudad.
Cuando nuestra atención está mermada, siempre habrá un pequeño ordenador insensible e incansable que reaccionará en centésimas de segundo y a una velocidad incapaz para el ser humano para preservar nuestra vida.
Ni mucho menos esta tecnología es contraproducente, es más, precisamente la ventaja que tiene radica en la cantidad de vidas que se pueden salvar gracias a ella. ¿Pero no te parece que estamos haciendo que nuestra conducción sea cada vez más monótona y propensa al estado de subconsciencia?
Fuente: Audi y Diariomotor