28 millones de euros ha sido la cifra que se acaba de pagar por una unidad construida para Stirling Moss
Si el Bugatti Veyron es considerado el rey de los superdeportivos modernos, el amo y señor indiscutible entre los clásicos es sin lugar a dudas el Ferrari 250 GTO. Los cerca de 2 millones de euros por los que se han llegado a vender algunas unidades del Veyron son irrisorios frente a los 28 millones de euros (35 millones de dólares) que se acaban de pagar por uno de estos codiciados Ferrari.
Su comprador ha sido el estadounidense Craig McCaw, un gran coleccionista al que no le habrá temblado el pulso a la hora de desembolsar semejante cifra por el Ferrari. Y es que en 1993 McCaw vendió su compañía de telecomunicaciones a AT&T por unos 11.500 millones de dólares.
Hace unos meses otro 250 GTO fue subastado por 24 millones de euros, convirtiéndose en el más caro entre los Ferrari. Pero poco le ha durado el record, superado ahora por el de McCaw, que se convierte a la vez en el auto más caro de la historia.
Esta unidad fue construida en 1962 para Stirling Moss, y aunque este nunca llegó a correr con él, ese detalle parece haber sido suficiente para justificar en parte semejante desembolso. Si bien esto no siempre fue así, pues su anterior propietario había pagado por él en 1999 ‘solo’ 6,8 millones de euros. Mientras que al anterior, le había costado en 1996 la ridiculez de 2,8 millones de euros.