Arabia Saudí celebra desde hoy su primer Dakar, una gran fiesta para el mundo, pero que se vive de una forma muy diferente de puertas para dentro.
A pesar de que el país se haya abierto internacionalmente para lavar su imagen, sus estrictas normas siguen chocando con el pensamiento occidental. La primera polémica fueron las instrucciones para las mujeres dakarianas de carácter machista. La segunda sorpresa llega en la ceremonia de salida, en la que se pudo comprobar la poca afición por el mundo del motor que hay en el país y el hecho de que el fútbol esté levantando más pasiones estos días allí que cualquiera de las categorías del Dakar.
Se echaban de menos los miles de aficionados que se reunieron en Lima hace un año. En lugar de eso, había un podio solitario que la organización quiso compensar con un espectáculo visual, según cuentan en el diario Marca.
El otro detalle que no pasó desapercibido fueron los parones para el rezo. Una ceremonia de diez horas detenida al menos tres veces por razones religiosas.
Detalles así llaman la atención a pilotos que ya iban avisados de los códigos de vestimenta y de convivencia. No obstante, la caravana del Dakar destaca la amabilidad con la que les han recibido y el hecho de que pintaban la situación mucho peor de lo que en realidad es.