Parece una escena de una película cómica en la que se burlan de las costumbres de los dictadores, pero no. Esta no es una escena protagonizada por el actor Sacha Noam Baron Cohen, es una realidad.
A pesar de encontrarse en el lugar más seguro del mundo, los 12 guardaespaldas del líder norcoreano, Kim Jong Un, no se despegaron de él durante su visita a Corea del Sur para la histórica cumbre entre ambas naciones. Tanto fue así que sus hombres fueron captados trotando, después de las conversaciones de la mañana, junto a la lujosa limusina, un Mercedes negro, que transportaba al Presidente del Partido del Trabajo de Corea.
Este grupo de escoltas, todos vestidos con trajes elegantes y corbatas azules, fueron cuidadosamente seleccionados por su condición física, su puntería, sus conocimientos de artes marciales y también, su apariencia.
Esta es otra de las instantáneas que demuestran, de manera cómica, que la seguridad que rodea al líder de este país es férrea y que el Gobierno deja nada al azar. Además, éste fue otro de los movimientos coreografiados pensados para esta reunión, en la que todo estaba preparado.
Ri Yong Guk, un desertor norcoreano que sirvió como guardaespaldas de Kim escribió en su libro de memorias publicado en 2013 que en sus viajes por el país para inspeccionar unidades militares, fábricas o granjas, el líder norcoreano está resguardado por hasta seis capas de centinelas, de los que se rodea desde que asumió el poder.
“Es uno de los escudos más protectores de todo el mundo, a través del cual no puede pasar ni una hormiga”, dijo el ex guardia, según publica el portal web Info Bae.
Otra de las imágenes que quedó para el recuerdo del viernes fue la de los dos líderes, Kim Jong Un y Moon Jae-in, cruzando la frontera de la mano.