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El Lancer Evo VI de colección que vive en Costa Rica

El Lancer Evo uno de los modelos más representativos de Mitsubishi en todo el mundo es toda una leyenda por sus capacidades e historia y en Costa Rica, ruedan varios ejemplares pero, como el de Roberto Miranda puede que no haya otro. 

Antes de entrar en detalles con el protagonista de esta nota, destacamos un poco de historia del modelo y como ha logrado posicionarse en el corazón de muchos seguidores del mundo motor. 

La vida del Lancer comenzaría en 1973, un carro que ha estado en producción por Mitsubishi hasta 2017 siendo la saga Evolution la más representativa. 

En un inicio, el Evo nace exclusivamente para el mercado japonés pero, dos décadas después llegó el lanzamiento del modelo a otros mercados. Destacaba por equipar un motor de 2 litros turboalimentado con tracción total. 

Aterrizando en el modelo que vive en tierras costarricenses, lo primero que nos llamó la atención es su estado de conservación, que se puede considerar como recién salido de la agencia, gracias a su aspecto original tanto a nivel estético como en su interior y apartado motor. 

Su propietario dice que desde que tiene memoria ha participado en el mundo de la competición siendo un amante de los carros, tanto así que ha participado en diferentes disciplinas del mundo como lo es cartismo, motocross, supermoto, rally entre otras competencias. 

A raíz de esto, siendo copiloto quedó campeón del rally nacional acompañado de Alejandro Alejandro Riggioni piloto, a bordo de un Toyota Yaris de la N2. Estos logros lo llevaron a compartir con el mismo Michael Schumacher, quien en una gira por el país, le dio el premio como reconocimiento a la dedicación al mundo de los motores. 

Miranda dice que ha tenido dos Evos pero no estaba feliz con ellos, hasta que hace tres años, lo contactó un conocido para venderle el que posee actualmente. 

En ese momento, comenzó la aventura, aunque el carro estaba en buen estado, no fue suficiente para a ponerlo a punto hasta el estado que está actualmente.

“Lo primero que hicimos junto al mecánico, Cristian Monge fue desarmar el motor, para llevar la carrocería y dejarla lo mejor posible, restaurar la pared de fuego, componentes eléctricos y se pintó para protegerlo ante los elementos”, expresó.  

Este modelo es del año 2000 y desde el inicio se ha trabajado para dejar el motor y su aspecto lo más stock posible, ya que, en su proceso de restauración, le detectaron piezas que no eran acordes al modelo. 

Cuenta con un propulsor 4G63 turbo de 2.0 litros y 16 válvulas que genera 280 caballos de fuerza 6.500 rpm y 373 Nm de par máximo disponibles desde sólo 2.750 rpm. La tracción total y la caja de cambios manual complementan el conjunto. 

“Nunca se ha corrido, ni llevado a la pista, la idea es mantenerlo guardado y usarlo de vez en cuando, para darle un uso moderado ya que, si cuenta con todos los papeles al día y es de los pocos modelos japoneses en no ser convertido, así es de fabrica“, comentó a Puro Motor.  

Al consultarle si lo vendería, este amante de los carros dice que no le pasa por la mente ya que, su estado y lo que significa para él, es algo que ningún otro objeto puede llenar.

“Me lo han ofrecido comprar pero, de momento no tengo la necesidad de hacerlo, siempre que vengo a la cochera lo veo y me llena de satisfacción saber que es mio, que es un carro muy buscado y hasta se puede decir que está para mandarlo a algún museo”.

Jose Miguel Arce

Bachiller en periodismo, apasionado de los autos y los deportes de motor. Colabora para PuroMotor.com desde el año 2017.

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