Baterista de Pink Floyd consiguio el auto
Jeremy Clarkson quería que su último contacto con la pista de pruebas de Top Gear, el aeródromo de Dunsfold, fuera inolvidable así que se presentó allí con tres de los últimos supercars del momento y preguntó a través de Twitter:¿Ferrari 488 GTB, Mercedes-AMG GT S o LaFerrari? Por supuesto las respuesta no tardaron en llegar y superaron el millar pero el británico tenía claro lo que iba a hacer.
Antes de ponerse al volante aprovechó para rememorar algunos de sus mejores momentos en Top Gear e incluso se lamentó por no poder medir el LaFerrari con los McLaren P1 y Porsche 918 Spyder, “una tarea que queda pendiente”, confesó. Después no dudó en pasar a la acción al volante de otro deportivo de Maranello, el Ferrari 488 GTB al que dedicó magníficas palabras tanto por su gran equilibrio como por la ganancia de potencia del motor V8 biturbo. “Es un 458 mejorado en todos los sentidos” fueron sus palabras.
Al cambio de volante, el Mercedes-AMG GT S fue el elegido y a éste no tardó en comparo consigo mismo. “Es más de mi estilo, un motor grande delante, una caja de cambios detrás y un simio en el centro gritando ¡power!”.
Sin embargo, el momento álgido de la prueba llegó cuando Clarkson se puso al volante de todo un hypercar como el exclusivo LaFerrari que consiguió gracias a su “amigo” Nick Mason, batería de Pink Floyd, que le permitió despedirse de la pista de a lo grande, conduciendo “el híbrido del millón de libras”, como él mismo le apodó.
Jeremy Clarkson tuvo la oportunidad de realizar esta prueba en el marco del ‘The Roundhouse in Camdon’, un evento con fines sociales que prepara a chicos de entre 11 y 25 años para ser presentadores o actores en el futuro.
Fuente: Car&DriverTheF1
