Parece una historia digna del propio Ulises, pero sus protagonistas son otros: Marco Amoretti y Marco De Candia se propusieron ir desde las Canarias hasta el Caribe ‘sobre ruedas’ y pasaron a la historia.
Estos dos intrépidos italianos salieron de las Islas Canarias, navegaron más de 5.000 kilómetros a la deriva y llegaron al Caribe después de 119 días, según cuenta el diario argentino La Nación.
El proyecto cobra todavía más sentido si descubrimos su motivación: se trataba de una idea del padre de Marco Amoretti, Giorgio Amoretti, un artista provocador que se dedicaba a viajar por el mundo en motoneta y a denunciar la comodidad infame de la vida burguesa.
Giorgio soñaba con cruzar el océano desde Europa hacia América, impulsado por la corriente de las Canarias, como los aventureros argentinos de la expedición Atlantis, pero a bordo de un Ford Taunus y un Volkswagen Passat, acondicionados para flotar y desplazarse en exclusiva con la fuerza del viento, sin propulsión, mástil ni timón.
Una enfermedad terminal evitó que el artista italiano cumpliera su sueño, pero sus tres hijos, Fabio, Mauro y Marco, y un amigo, Marco De Candia, retomaron el proyecto en memoria de su padre.
Los navegantes hacían sus necesidades en el capó del auto, cocinaban en el baúl y dormían en unas balsas inflables. A bordo llevaban alimentos no perecederos y aprendieron a pescar en altamar.
Sólo dos tripulantes lograron llegar a destino. Fabio y Mauro enfermaron y tuvieron que ser rescatados. Sin embargo, los Marcos continuaron para cumplir con la voluntad de su padre. Por supuesto, el Ford Taunus y el Volkswagen Passat llegaron completamente oxidados tras cuatro meses semisumergidos en el agua.