Estudio en España revela que un conductor mal hidratado puede sufrir efectos parecidos a los experimentaría bajo los efectos del alcohol
La fuerte temperatura nos afecta a todos y en todas las actividades que realizamos. Una especialmente sensible es la conducción, en la que en ocasiones no prestamos atención a factores como nuestra correcta hidratación.
Un estudio de la Fundación CEA en España reveló una conclusión sorprendente: un conductor mal hidratado puede sufrir efectos parecidos a los que experimentaría bajo los efectos del alcohol. Si un conductor circula a 90 km/h con calor, ante una situación inesperada recorre 41 metros antes de tocar el freno. Si estuviese en un ambiente más fresco tan sólo recorrería 16 metros.
Con este dato presente, podemos tomar unas sencillas precauciones para que nuestro viaje sea más placentero y, con ello, mejore nuestra seguridad. Por ejemplo, hay que tener en cuenta que la temperatura ideal para conducir se sitúa entre los 19 y los 24ºC. Hacerlo temperaturas más altas aumenta el riesgo de sufrir fatiga o somnolencia, incrementa el tiempo de reacción y el nivel de estrés, factores que pueden desencadenar en un accidente.
La Fundación CEA recomienda ventilar el vehículo previamente, intentar evitar las horas centrales del día para viajar, usar ropa cómoda y gafas de sol, beber abundante líquido, realizar comidas ligeras antes de conducir, descansar en los periodos habitualmente recomendados (cada dos horas, máximo), estacionar a la sombra y nunca dejar dentro del vehículo a niños o animales.
También es importante revisar los neumáticos y los frenos, dos elementos sensibles a las temperaturas, así como mantener un nivel adecuado del líquido refrigerante, comprobar que la batería tenga suficiente líquido y, por supuesto, el funcionamiento del aire acondicionado.
