Eran los años 60, y Japón estaba viviendo su particular boom económico. Alimentado por las exportaciones de electrodomésticos y electrónica de consumo, el estatus de Japón se asemejaba al de China actualmente. Se sabía que podían trabajar bien, pero no se les tomaba en serio y se les acusaba de fabricar “baratijas”. Para la incipiente industria automovilística nipona esto era un problema de imagen grave. Hasta que Toyota lanzó el 2000GT en 1967, el auto que calló todas las bocas críticas en el mundo del automóvil. Fue el deportivo que cambió para siempre la imagen del automóvil japonés y esta es su apasionante historia.
La concepción del Toyota 2000GT
A principios de los años 60, se encendió la mecha de la deportividad en Japón. Los dos primeros Grandes Premios de Japón – acaecidos en 1963 y 1964 – fueron un enorme éxito. El país demandaba vehículos más deportivos, y Toyota comenzó el desarrollo de su buque insignia de la deportividad, que bautizaría como 2000GT. Sin embargo, debemos hacer un inciso previo, una anécdota histórica que da sentido a su nacimiento. El proyecto Z-Car – también llamado A550X – llevado a cabo en colaboración por Datsun y Yamaha.
Datsun quería desarrollar un potente biplaza, y contrató los servicios de Yamaha para ello. Aunque fabricaban motocicletas, los de Akashi ya entonces se aventuraban como consultores e ingenieros en proyectos automovilísticos. El Z-Car fue diseñado por Albrecht Goertz, un diseñador germano-americano de gran reputación internacional. Por motivos económicos o estratégicos Datsun abandonó el proyecto. Apenas un año después, era Toyota la que contrataba los servicios de Yamaha para desarrollar el 2000GT.
Toyota atribuye sus trazos a Satoru Nozaki, uno de los máximos responsable de diseño de Toyota por aquél entonces. Aunque algunas fuentes incluso aseguran que la autoría estética del 2000GT debería ser compartida, opino que su inspiración estética también fue en mucha mayor medida el Toyota Sports 800. En el Salón de Tokyo de 1965, Toyota asombró al mundo con la presentación del impresionante 2000GT. Nunca antes Japón había diseñado un auto tan equilibrado, tan bonito y estética refinado. Una verdadera joya.
El auto que asombró al mundo
El secreto estético del Toyota 2000GT eran unas proporciones casi perfectas. Su larguísimo capó daba pie a un habitáculo en forma de lágrima – el conductor iba sentado casi sobre el eje trasero del auto. Las luces largas estaban protegidas por un cristal y las de cruce eran escamoteables, otorgando al auto una forma aerodinámica y unas líneas extremadamente limpias. Sin florituras, sin ornamentos innecesarios. En la zaga, unos sencillos pilotos redondos y un escape central doble ponían la guinda a este pastel de 4,17 metros.
Pero era bajo su piel donde ocurría la magia: el Toyota 2000GT era uno de los autos más avanzados de su tiempo. Su chasis era un semi-monocasco de aluminio, sobre el que se montaba la carrocería de acero. Hace más de 50 años ya disponía de dirección de cremallera, una caja de cambios sincronizada de cinco relaciones, discos de freno ventilados en las cuatro ruedas o una suspensión completamente independiente en ambos ejes. Un autoblocante mecánico en el eje trasero se encargaba de pasar eficientemente la potencia al suelo.
Aceleraba hasta los 100 km/h en 8,6 segundos y su velocidad máxima eran 220 km/h. En su interior, un velocímetro tarado hasta los 260 km/h y un tacómetro que llegaba hasta las 9.000 rpm dejaban claras las intenciones del auto. Hoy en día nos sorprende laabundancia de la madera en su salpicadero. En la época, todos los deportivos se enorgullecían de la madera en sus habitáculo – hoy es la fibra de carbono – y además Yamaha era experta en su manejo, gracias a su experiencia en la producción de instrumentos musicales.
Sobre el papel, todo era fantástico, pero Toyota quería demostrar que el auto era verdaderamente especial. Y en aquella época, implicaba entrar en competición de cabeza. En 1966, un Toyota 2000GT decorado con el verde y amarillo de TRD participó en los Speed Trials del Yatabe High Speed Testing Course, un enorme circuito oval. Durante 72 horas – 3 días – circuló a una velocidad media de 207 km/h, batiendo 3 récords mundiales de velocidad media y estableciendo otros 13 récords sin sufrir un solo problema mecánico.
Porsche construyó un año después el Porsche 911R con el objetivo de arrebatar algunos de esos récords a Toyota. El brillante Toyota 2000GT se coronó también vencedor de las 24 Horas de Fuji en 1967 y participó en el Gran Premio de Japón de 1966, llegando a alcanzar el podio en su categoría. Se estima que unas 62 unidades fueron exportadas a EE.UU. Quizá no sabías que el mismo Carroll Shelby elogió a este pequeño deportivo japonés, y preparó al menos tres unidades para competir en competiciones organizadas por el SCCA.
James Bond y los dos únicos 2000GT descapotables
Para la película de James Bond “Sólo se Vive Dos Veces”, Toyota construyó dos unidades descapotables del 2000GT. Fue uno de los primeros ejemplos de product placement de automóviles asiáticos, y contribuyeron a cimentar su reputación internacional. Toyota fabricó un 2000GT Targa, pero la cabeza de Sean Connery sobresalía demasiado, y se optó por un descapotable. Una de las unidades está en el Toyota Megaweb Museum en Japón, y Daniel Craig – el último 007 – lo ha calificado como su auto Bond favorito. Casi nada.
El Toyota 2000GT hoy en día
Hoy en día el Toyota 2000GT es uno de los autos más valiosos de origen japonés. Su producción artesanal se limitó a 351 unidades y su significancia histórica – sin olvidar su precioso diseño – han hecho que su precio en subasta ya supere las siete cifras con holgura. Este fantástico deportivo contribuyó a cambiar por completo la imagen de Toyota a nivel global, anunció al mundo su experiencia técnica y también impulsó a sus competidores a desarrollar y lanzar deportivos similares. El Datsun 240Z y los primeros Nissan Skyline GT-R fueron lanzados poco tiempo después.
El resto, como se suele decir, es historia.
Vía DiarioMotor