La Industria automotriz está de nuevo contra la pared, esta vez por la guerra que ha desatado la invasión de Rusia a Ucrania. Los efectos más destacables hasta el momento son el aumento en el precio de los combustibles, así como la noticia que Renault y Volkswagen para sus operaciones en el país presidido por Vladímir Putin.
Renault es una de las marcas más expuestas a la guerra: es el primer fabricante del mercado ruso, y su marca Lada representa un tercio de las matriculaciones de vehículos nuevos en el país.
El Grupo Renault representa casi el 40 % de la producción de vehículos de Rusia, seguido por Hyundai, con un 27,2 %, según IHS Market.
La firma coreana tiene desde 2010 una planta en San Petersburgo, Rusia, que es responsable de fabricar unas 230.000 unidades de automóviles al año y que actualmente está cerrada debido a falta de materiales primarios.
Por su parte, Volkswagen dijo que detendría la producción durante unos días en dos fábricas alemanas después de un retraso en la fabricación de piezas en Ucrania.
El consorcio alemán tiene una fábrica en Kaluga, a 170 km de Moscú, donde se fabrican el Volkswagen Tiguan, Volkswagen Polo y el Skoda Rapid.
En esta misma línea, diversas marcas de automoción están decidiendo suspender sus envíos de automóviles a Rusia debido a la invasión a Ucrania.
De momento, están ya confirmadas las de Audi, General Motors, Jaguar, Land Rover y Porsche, que ya han enviado cartas de aviso a sus empresas concesionarias. Este mismo camino estaría siguiendo BMW, Citroën, Mercedes-Benz entre otros fabricantes.
Finalmente, siguiendo en la línea del motor, hace tan solo unos días, se dio a conocer la cancelación del Gran Premio de Rusia.
