Un Mercedes-Benz 300 SL Roadster de 1963, cuyo precio se estimaba en entre 1,5 y 2 millones de euros, fue subastado finalmente por 3.143.440 euros, la mayor cifra que se conoce para este modelo.
La casa de subastas Artcurial organizó una venta especial con motivo del Le Mans Classic, en la que se vendió este modelo que no tiene alas de gaviota, como el coupé.
El 300 SL Roadster es probablemente uno de los ejemplares mejor conservados y más originales del planeta. Salió de fábrica en 1963, y desde entonces ha recorrido únicamente 1372 kilómetros, ya que estuvo guardado en un garaje en Suecia desde 1972. Y no en un garaje cualquiera, sino en uno con temperatura controlada.
El modelo conserva la suspensión independiente en ambos ejes y el motor de seis cilindros en línea, de 2996 centímetros cúbicos y 230 caballos, con un árbol de levas en cabeza e inyección mecánica Bosch.
Cuenta con el techo rígido original (hard top) e incluso conserva la capota de tela, que por cierto nunca fue instalada en ese modelo, y sigue en la misma caja en la que vino de la fábrica.
Además de su estado de conservación, lo que hace especial al auto es ser una de las últimas unidades fabricadas -el undécimo empezando por el final, concretamente- y equipa todas las mejoras que aquellos ejemplares montaban, como el bloque motor de aleación de aluminio o los frenos de disco en las cuatro ruedas.