Prácticamente toda la industria de las motos a nivel global está siguiendo más o menos el mismo camino. Unas normativas de emisiones cada vez más restrictivas nos están llevando no sólo a motos que liberen menos partículas nocivas a la atmósfera, sino que además sean más silenciosas. Ya vimos cómo se estaba poniendo el tema de los escapes con silenciosos cada vez más enormes y horrendos.
Esto es en el caso de las motos de combustión, pero ¿qué pasa con las motos eléctricas? Ellas no emiten nada (de manera directa), pero como contrapartida tampoco hacen ruido, y esto supone un riesgo para la seguridad ya que son más difíciles de percibir, especialmente para los peatones. Algo que está empezando a preocupar.
Loud pipes save lives
Hay una frase en el mundo motero internacional que se ha repetido hasta la saciedad: “loud pipes save lives” o, en castellano, “escapes ruidosos salvan vidas”. Generalmente esta cita coloquial se ha utilizado para justificar la afición de muchos motoristas a hacer más ruido de la cuenta pero, dejando a un lado el tema de los escapes abiertos, tiene cierta razón.
Hemos hablado largo y tendido ya sobre que una de las grandes desventajas de circular en moto es que somos más difíciles de ver. Para compensarlo, hasta hace nada las motos eran los únicos vehículos que llevaban encendidas las luces durante el día, para poder ser divisados con mayor claridad, a mayor distancia y en condiciones de visibilidad peores. Una luz en la carretera a las 12 de la mañana era, sí o sí, una moto. Ahora ya no.
CUALQUIER FORMA DE MEJORAR LA PERCEPCIÓN DE LAS MOTOCICLETAS POR PARTE DE OTROS USUARIOS DE LA VÍA REPRESENTA UN INCREMENTO EN LA SEGURIDAD
Cualquier elemento que haga a los motoristas más notables entre el tráfico es una mejora directa en su seguridad, desde prendas reflectantes, grupos ópticos LED de mayor alcance, hasta por supuesto el característico sonido del motor. Pero eso también tiene las horas contadas.
La irrupción de las motos eléctricas es una realidad. Marcas como Zero Motorcycles se están adelantando al futuro con modelos 100% eléctricos que cada vez se encuentran más parejos tanto en autonomía como en prestaciones con las motos convencionales.
El gran salto adelante de este tipo de motocicletas vendrá, al igual que pasará con los autos, cuando las baterías evolucionen y consigan unos tiempos de recarga equiparables a los de llenar un depósito de combustible y existan puntos de recarga rápida suficientes para sostener la creciente demanda.
Los vehículos eléctricos también son peligrosos
Ahora imagina que ese futuro que no debe andar muy lejos ya ha llegado. Ver a las motos eléctricas en ciudad y carretera ya es algo habitual, no extraña a nadie. Las motos, esas máquinas que generalmente asociamos con vehículos que meten más o menos ruido, de pronto no suenan. Sólo un zumbido precede a la llegada de uno de estos vehículos de dos ruedas.
¿Ecológico? Sí. Ya no hay emisiones y el impacto ambiental se ve reducido con un entorno más agradable y menos bullicioso. Ya no hay escapes, y tampoco hay sonidos del motor. Silencio.
LA AUSENCIA DE RUMOROSIDAD MECÁNICA DE LOS VEHÍCULOS ELÉCTRICOS SUPONE UN PROBLEMA QUE HA CAUSADO 2.400 HERIDOS EN ESTADOS UNIDOS EL AÑO PASADO
Con las normativas de emisiones apretando las tuercas hacia motos cada vez menos ruidosas, las motos eléctricas generan una curiosa paradoja. La carencia de ruido que avise de la llegada de una moto representa un problema derivado debido a que no serán tan fáciles de detectar. Ni por los peatones (los más expuestos a potenciales atropellos) ni por los conductores de otros vehículos (que pueden provocar un accidente al no ver ni oír a las motos eléctricas).
Entendiendo esto como un problema para la seguridad vial, ya han sido algunas voces oficiales las que se han alzado para solicitar que los vehículos eléctricos (autos, motos… todos) incorporen algún sistema de sonorización para que se les oiga venir.
Más seguridad con un altavoz
La National Highway Traffic Safety Administration (NHTSA) ha sido la primera organización oficial que ha pensado en establecer una normativa que regule las emisiones sonoras mínimas necesarias para los vehículos eléctricos. Por el momento, esta normativa no va a ser aplicada en las normas. Repetimos, por ahora.
El principio de esta solicitud se basa en que al oído humano le resulta muy complicado distinguir los sonidos por debajo de los 3 dB. Rodeados de autos, trenes, autobuses y camiones, si una moto adelanta a un auto a baja velocidad, el conductor del auto no se dará cuenta de que hay una moto hasta que esté dentro de su campo de visión.
PARA PONER FRENO A ESTA CRECIENTE PREOCUPACIÓN, LA NHTSA QUIERE QUE LOS VEHÍCULOS ELÉCTRICOS EMITAN RUIDO ARTIFICIAL OBLIGATORIAMENTE
Lo mismo ocurre con los peatones en ciudad. Si un peatón no mira lo suficiente como para ver que viene una moto y tampoco hay un sonido que le avise de que viene un vehículo, puede echar a andar por la calzada y llevarse un susto o algo bastante peor.
La cifra de personas heridas en accidentes con vehículos eléctricos a los que no oyeron el año pasado fue de 2.400. Y no, aunque lo pienses, no es tan difícil que estas situaciones ocurran. Basta con encontrarte con un auto híbrido en modo eléctrico circulando por un aparcamiento para darte cuenta de que hay cierto peligro y no lo oyes venir hasta que lo tienes muy cerca.
Respondiendo al Acta para la Mejora de la Seguridad de los Peatones del Congreso de los Estados Unidos, la iniciativa de la NHTSA quiere promover la utilización de un altavoz en los autos que emita un sonido audible cuando el vehículo acelera hasta 30 km/h o cuando esté dando marcha atrás.
Estas medidas se harán efectivas el 1 de septiembre de 2019, pero la propia NHTSA reconoce que “aún no tienen la información suficiente para su aplicación en las motocicletas, es pronto para aplicar unos requisitos de sonoridad mínimos para los vehículos de dos ruedas”.
Los autos nos llevan años de ventaja en cuando a movilidad eléctrica se refiere, pero a medida que se incrementen las unidades que circulan por la calle acabaremos por seguir el mismo camino, imponiendo un ruido con carácter obligatorio a lo que no suena.
La justificación de la seguridad es más que suficiente porque implicará una reducción en la siniestralidad, pero no deja de ser una situación tremendamente curiosa que cuando conseguimos vehículos que no suenan, nos obliguen a hacer ruido.
Por lo menos espero que nos den a elegir entre varias opciones, o que si no nos gusta el sonido de lata podamos gastarnos el dinero en un equipo de audio con subwoofer para poner musicote en vez de en un escape de carbono.
Vía MotorPasion