La start-up Astron, presentó su propio motor rotativo de turbina denominado Omega 1, un propulsor que destaca por su tamaño compacto, peso reducido y capacidad para generar casi 200 caballos de fuerza dependiendo de su configuración.
La marca ha conseguido estas cifras separando los cuatro tiempos de un motor de combustión (combustible, seguida de la compresión, explosión y una final de escape) dividiendo estos ciclos en dos cámaras separadas, no así como un motor de combustión al uso.
Para ello, Omega 1 incorpora cuatro rotores; dos en un extremo delantero para las carreras de admisión y compresión, y otros dos rotores en el extremo trasero para la combustión y el escape. Entre estos dos rotores hay dos válvulas de disco rotativas.
De esta forma, la presión de sobrealimentación pasaría de 1 bar (en caso de contar con compresores o turbos), y comprimir el aire de admisión hasta los 14. Eso supone un cambio demencial, y que garantiza que no se necesite un sellado adicional en comparación con los anillos de pistón en los motores de combustión estándar.
Según la marca, no son necesarios ni tren de válvulas, ni cigüeñal, ni bielas, ya que desaparece la idea de bombear aceite a través del motor o impulsarlo con refrigerante, puesto que el motor de turbina se enfría por el flujo de aire en el motor y a través de los ejes huecos.
Finalmente, este propulsor está en su fase de pruebas final, para ser empleado en la industria automotriz, en la marítima y hasta en aviones.