Los últimos BMW se han caracterizado por abrir un debate en torno al rumbo estético de la marca alemana. Con una gran parrilla frontal y líneas pronunciadas sus fan han comentado su disgusto mientras que en China, los autos se venden a un buen ritmo.
El ejemplo más claro ha sido la reciente actualización del X7, un SUV de gran tamaño pensado principalmente para Estados Unidos, se muestra firme en el camino de romper con la tradición de la marca en todos los sentidos.
Destacar que en el pasado, la gama equipaba el clásico diseño de riñones pequeños y alargados, tendencia que se ha perdido casi por completo, esto por seguir la tendencia de otros fabricantes.
En cuento al reciente SUV, mide 5,15 metros de largo, 2m de ancho y 1,81 m de alto y aloja tres filas de asientos, que a su vez, pueden venir con seis o siete dependiendo de la configuración.
A nivel mecánico, la novedad es que todos X7 fueron electrificados, al menos como “mild hybrid”, es decir, una hibridación leve (48 V). Los propulsores son un diésel de 6 cilindros biturbo de 3,0 litros de 340 caballos de fuerza y 720 Nm, y el naftero (también 6 cilindros 3.0) de 390 caballos.
La versión de alto rendimiento es la que equipa el V8 4.4 biturbo de 530 caballos de fuerza y 750 Nm de torque máximo. Con este, puede acelerar de 0 a 100 km/h en 4,7 segundos y alcanzar los 240 km/h.