El anuncio del memorando de entendimiento entre Nissan y Honda para una posible fusión comercial, que había despertado gran expectativa en la industria automotriz, terminó abruptamente con el comunicado oficial de rescindir el acuerdo que se había firmado el pasado 23 de diciembre.
Las negociaciones entre ambas compañías no tuvieron éxito, principalmente, por desacuerdos en la estructura de la integración empresarial. Honda planteó ser la empresa matriz y Nissan una subsidiaria a través de un intercambio de acciones, propuesta que no fue aceptada por Nissan. Inicialmente, se contemplaba una sociedad “holding” conjunta con un reparto equitativo del control.
Esta decisión también deja fuera a Mitsubishi, socia en el memorando original, desmoronando así la ambiciosa megafusión que habría dado lugar al tercer mayor grupo automovilístico del mundo, con un valor superior a los $60.000 millones.
Ahora, Nissan deberá buscar alternativas para enfrentar las dificultades económicas que atraviesa desde hace algunos años. Para hacer frente a la crisis, la firma nipona anunció una serie de medidas de reestructuración, planea reducir 2.500 empleos indirectos a nivel global y recortar costos fijos y variables en aproximadamente 400.000 millones de yenes (2.492,6 millones de euros).
Eso si, las dos compañías aseguraron que seguirán colaborando en una asociación estratégica orientada a la era de la inteligencia y los vehículos electrificados.