Niki Lauda vuelve poco a poco a la normalidad. Ya pasan casi cinco meses de su trasplante de pulmón y el austriaco sigue adelante con su rehabilitación.
Una de las actividades que más echaba de menos, ya la ha podido hacer: conducir. No obstante, el tricampeón de Fórmula 1 sólo ha podido hacerlo en la finca de su casa de Ibiza, lugar en el que pasa la Navidad junto a los suyos.
“Conduje por aquí tres veces. Tengo que frenar con el pie izquierdo porque con el derecho no puedo, pero así se pilota en las carreras hoy en día, así que está bien”, ha revelado Lauda en palabras para la televisión austriaca OE24.
Entre sus próximos planes está, además, deshacerse del andador que ahora le ayuda a recuperar la fuerza en sus piernas.
“Tiraré el andador a finales de enero. Lo de los pulmones es como una broma, pero he estado en la cama durante cinco meses, por lo que el principal problema son los músculos de las piernas”, ha descrito.
“Sólo tengo que hacer entrenamiento de fuerza. Me entreno todo el día con tres profesionales. Pronto podré caminar sin apoyo“, ha insistido antes de entrar en detalles sobre su rutina tras la operación.
“Me levanto a las ocho de la mañana, me entreno, desayuno con los niños y voy a la pista de tenis”, ha agregado Lauda, que recuerda que el trasplante de pulmón fue peor que su accidente de Nürburgring.
“Nunca estuve a punto de morir como ahora. Por supuesto que no me di cuenta, pero Birgit y mis hijos, que estuvieron conmigo durante toda la operación, luego me dijeron lo difícil que fue para ellos”, ha admitido el austriaco para terminar.
Se espera que Lauda vuelva a el paddock y a su trabajo con Mercedes para la primera carrera de la temporada 2019, la de Australia, que se celebra en marzo.
