El FXX K entrega 1.050 caballos
Ferrari lo ha dejado claro, su último modelo ha sido “desarrollado sin ningún tipo de compromiso”, más allá de cualquier reglamento FIA, de las exigencias habituales a la hora de crear un deportivo de calle o un bólido de carreras. Por eso, este Ferrari FXX K no es un racecar, tampoco es exactamente un prototipo, estamos ante el “laboratorio rodante” de Maranello.
El propulsor del FXX K es un V12 6.2 similar al del LaFerrari, aunque se ha modificado el árbol e levas, incluye distribución mecánica en lugar de hidráulica, se han rediseñado los conductos de admisión y se le ha eliminado los silenciadores para que suene a su paso. El rendimiento total es de 1.050 caballos (860 caballos por el motor de gasolina y 190 por el eléctrico), y la cifra de par supera los 900 Nm.
Para adaptarse a semejante potencial, el FXX K cuenta con un spoiler delantero de perfil gemelo y un splitter más grande y 30 mm más bajo que el del modelo del que deriva. También se han rebajado otros 30 mm los bajos de todo el auto para aumentar la aceleración del flujo de aire, mientras que detrás incorpora un alerón móvil y una pequeña aleta vertical a cada lado. Como resultado de todo ello, el FXX K obtiene un empuje vertical de 540 kg cuando va a 200 km/h para garantizar la mejor estabilidad.
También con este fin incluye unos neumáticos lisos Pirelli, vigilados en este caso por unos sensores que ofrecen información sobre aceleración longitudinal, lateral y radial, además de temperatura y presión.
Por supuesto, no puede faltar en el FXX K el ya clásico ‘manettino’. En este caso permite controlar el Kers según cuatro modos: ‘Qualify’, para obtener el máximo rendimiento en un número limitado de vueltas; ‘Long Run’, para mejorar la constancia en el rendimiento; ‘Manual Boost’, que permite la entrega instantánea de todo el par motor; y ‘Fast Charge’, para que las baterías se recarguen con mayor rapidez.
Además, el ‘manettino’ también permite elegir el nivel de intervención del diferencial electrónico, actuar sobre el control de tracción y modificar el control de ángulo de deslizamiento (Racing SSC).
No se sabe cuánto puede costar el nuevo ‘juguete’ de Ferrari, cuyos propietarios sólo podrán conducir en circuito al no poder ser matriculado, pero sin duda la tarifa superará el millón y medio de euros.
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