Que la economía digital todo lo está cambiando, es algo que difícilmente se puede negar. Si los casos de Uber, Cabify y similares llevan tiempo causando malestar entre los empresarios del sector del transporte, ahora son varios sindicatos los que se postulan contra Uber y contra Amazon, entre otras firmas, en contra de lo que califican de “feudalismo digital”.
Cinco sindicatos de Europa y dos de América se han unido contra la actual situación del crowdworking, una modalidad de trabajo liderado por unas empresas que, según explican los representantes de trabajadores, se presentan como plataformas de conectividad pero esconden relaciones laborales de dependencia. Por eso piden un nuevo contrato social para estas plataformas que permita la representación sindical de sus trabajadores.
Sin derechos fundamentales del trabajador
Esta petición se ha realizado en el marco del llamado ‘Documento de Frankfurt sobre Trabajo basado en Plataformas’, que analiza los problemas laborales propios de la economía digital, según sus análisis. Entre ellos se encuentran el retroceso que supone renunciar a un salario mínimo, a la expectativa de tener una semana laboral de entre 35 y 40 horas, el acceso asequible a la sanidad, las indemnizaciones en caso de accidente laboral, la protección legal en caso de discriminaciones o el derecho a organizarse y negociar convenios.
Los sindicatos que critican el “feudalismo digital” y demandan que se considere la creación de sindicatos para los trabajadores de Uber y Amazon son la Cámara Austríaca del Trabajo (Arbeiterkammer), la Confederación Sindical Austríaca (ÖGB), la Unión Danesa de Trabajadores Comerciales y Clericales (HK), la Unión Alemana de Trabajadores Metalúrgicos (IG Metall), la Hermandad Internacional de Camioneros Local 117 (Seattle, EEUU), la Unión Internacional de Empleados de Servicios (EEUU y Canadá), y el sindicato Unionen (Suecia).
Disponibilidad ilimitada en condiciones decimonónicas
Por su parte, la Confederación Europea de Sindicatos ha añadido a todo lo anterior el riesgo de que no se pongan límites al trabajo, con el fenómeno del trabajador siempre conectado y pendiente, y prestando sus servicios en “condiciones decimonónicas”, según advierten, a la vez que piden a la Unión Europea que tome cartas en el asunto y creen un marco legal para el crowdworking.
Según un comunicado de la Confederación Sindical Internacional, los trabajadores de empresas como Uber “compiten unos contra otros para obtener un suministro de trabajo irregular e imprevisible”. Los sindicatos también advierten de las “cómodas relaciones” que existen entre los propietarios de estas empresas y “políticos a distintos niveles del Gobierno“.
En este sentido, cabe destacar que Neelie Kroes, antigua vicepresidenta de la Comisión Europea y Comisaria a cargo de la Agenda Digital, forma parte de Uber desde mayo de este año. Si en su cargo público se enfrentó a los gobiernos por poner trabas a Uber, Uber le devolvió el favor poniéndola a trabajar para resolver los problemas de regulación del sector desde el seno de la empresa. Quid pro quo.
La otra cara de una misma moneda
La noticia de los sindicatos unidos para hacer frente común a estas plataformas suena a un paso más dentro de la movilización organizada desde el seno de las grandes empresas de transporte de viajeros a las que las nuevas plataformas pueden representar un problema de competencia desleal, si su actividad no está regulada de un modo adecuado.
El interés de los trabajadores que representan los sindicatos es un objetivo al que ningún sector debería renunciar. Ni cuando los trabajadores son supuestos “socios”, como se ha denunciado ahora, ni tampoco cuando los trabajadores son conductores que enlazan horas y horas al volante para una empresa más tradicional, que puede emplear trabajadores por cuenta ajena o propia. Bien está que se defiendan los derechos laborales… de todos los trabajadores. Porque, con independencia de lo digital que sea, el feudalismo tiene que ser cosa del pasado.
Vía Motorpasión