Si durante toda la semana se ha recordado el 25 aniversario de la muerte del mítico piloto de F1 Ayrton Senna, hoy también es un día de luto para los rallies, ya que se conmemora la mayor tragedia en la historia de este deporte.
En el kilómetro 7 del tramo Corte-Taberna del Rally de Córcega, el 2 de mayo de 1986 sucedió el accidente mortal que se cobró la vida de Henri Toivonen y Sergio Cresto, una tragedia que cambió para siempre este deporte y significó el principio del fin del grupo B.
Eran cerca de las tres de la tarde cuando el Delta S4 del finlandés, pintado con los colores de Martini Racing, encaró la antepenúltima especial del día con casi tres minutos de ventaja sobre el Peugeot 205 T16 de Bruno Saby. Tras haberse impuesto en el Montecarlo y el Costa Smeralda, Toivonen iba enfilado hacia una nueva victoria, 1986 parecía ser su año. Por fin, empezaba a postularse como campeón del Mundo. Hasta que, al poco de abandonar la asistencia, su destino vital cambiaría para siempre.
Minutos después de tomar la salida, el Lancia de Henri Toivonen y Sergio Cresto se precipitó por un barranco de cinco metros, estrellándose contra un árbol que reventó el depósito de gasolina. Según documentan las imágenes filmadas por un espectador desde la lejanía, el auto se convirtió en una bola de fuego nada más producirse el brutal impacto. El finlandés y su copiloto murieron calcinados dentro de la cabina. Las llamas devoraron en cuestión de segundos el caparazón de fibra del Delta.
El mismo Toivonen no tenía buenos sensaciones antes de la carrera: “Este Rally es una locura, aunque por el momento todo está yendo bien. Si hay algún problema, estoy muerto”.
Un año antes (1985) y también en Córcega, el Italiano Atilio Bettega encontró la muerte en la prueba especial número tres cerca de la localidad de Santa Giulia. Su Lancia 037 se estrellaba de lleno contra un árbol justo en la posición del piloto. Su muerte fue instantánea. En cambio su copiloto Maurizio Perissinot resultó ileso.
Luego del accidente de Toivonen, la situación se volvió insostenible para la FISA (actual FIA), que cerró para siempre, tajantemente, la era de los Grupo B. Los autos más radicales que ha conocido esta especialidad, protagonistas de una época delirante, e irrepetible, del automovilismo mundial.