El Dakar está cambiando. Se envuelve en una tendencia que va más hacia una carrera al sprint con un menor componente de aventura y, en paralelo a esa evolución, también cambia el retrato-robot del piloto puntero en la categoría de autos. Sus figuras empiezan a venir de otros ‘mundos’ lejanos a la arena y al polvo. Si hasta ahora procedían de las motos o bien eran pilotos puros de raids, ahora el camino natural parece el salto desde el WRC. De hecho, la 38ª edición del Dakar recibirá un auténtico desembarco de figuras procedentes del Mundial de Rallies que incluso han ocupado volantes de autos punteros, por lo que podrán pelear por metas importantes.
Pese a su escasa experiencia en raids, nadie duda que Sebastien Loeb (nueve veces campeón del mundo de rallies) o Mikko Hirvonen (15 victorias en el WRC y cuatro veces subcampeón) van a ser protagonistas, al menos en la pelea por triunfos de etapa. Martin Prokop, ‘top ten’ en 2012, 2013 y 2014 y con más de 100 rallies en su currículum, se ha alistado en el poderoso equipo Toyota Overdrive y Xevi Pons (que fue compañero de Loeb en el equipo Kronos Citroën en 2006) también debutará al volante de un Ford Ranger. Ni que decir tiene que Carlos Sainz, Yazeed Al Rajhi o Nasser Al-Attiyah (ambos habituales del WRC 2) están en las quinielas como aspirantes a la victoria.
“Estos pilotos le meten más velocidad a la carrera”, asegura Xavi Pons en conversación con MARCA. “Eso lo tenemos de manera innata, pero nos falta navegación y conducción en arena. Yo apenas sé subir una duna, nos falta esa experiencia”, reconoce. Su caso es más extremo que el de Mikko Hirvonen, que de los rookies es el que va a llegar mejor preparado al Dakar: “En la Baja o en Marruecos he aprendido que ir al cien por cien, como en los rallies, no funciona. Tengo que atacar menos y encontrar el ritmo adecuado para tratar de completar quince días sin cometer errores”, asegura. Pese a su altísimo nivel (sólo el grandioso Loeb del WRC le impidió haber sumado más de un mundial), la nueva estrella de Mini ya ha medido su nivel con el de los pilotos más veteranos: “Es sorprendente el ritmo que son capaces de mantener estos chicos pese a que nadie sabe qué hay detrás de cada obstáculo”, explicaba tras volver del Rally de Marruecos.
La adaptación no será fácil (Loeb volcó hasta dos veces en una misma etapa en su única carrera preparatoria para el Dakar, algo que nunca le sucedió en los rallies), pero el mismo Carlos Sainz, que en su día hizo esta transformación del rally al Dakar, sabe que estarán en la ‘pomada’: “Yo en mi primer Dakar gané varias etapas, así que ellos también pueden. Eso sí, tendrán que adaptarse a conducir a vista, y hacer eso y además ir rápido tiene mucho riesgo”. En el caso de Loeb, además, el hándicap será doble ya que también su copiloto es novato, no como el de Hirvonen, que es nada menos que Michel Perin, ganador del Dakar junto a Nani Roma en 2014.
Los pilotos con más tradición en raids, que dominan la navegación y la conducción en dunas, empiezan a ser minoría, aunque siguen contando con una ventaja competitiva importante. Nani Roma, Peterhansel, De Villiers, Terranova o Gordon representan a la ‘vieja escuela’. Ellos, pese a su mayor experiencia, también han tenido que ‘reciclarse’ para ser capaces de mantener el ritmo infernal que imprimen los velocistas del Mundial. Este año, además de estar ya casi en minoría, tienen el hándicap del recorrido, que al menos en la primera semana debería favorecer a los pilotos de rallies.
Y como curiosidad final, apuntar que esta ‘invasión’ sobrepasa incluso a la categoría de autos ya que Federico ‘Coyote’ Villagra y Albert Llovera han iniciado un camino sorprendente, pasando a la categoría de camiones. El argentino, enrolado en el equipo Iveco, ha demostrado en el pasado Rally de Marruecos que también es posible trasladar la velocidad natural de un piloto de rallies a la conducción de un gigante del desierto. El mismo camino que también inicia el andorrano Albert Llovera al volante de un Tatra.
Vía Marca