Cansado de sentirse un extraño en su propio equipo por la devoción que Yamaha le profesa a Valentino Rossi, el actual campeón abandonará a final de curso la única marca con la que ha competido en MotoGP.
Jorge Lorenzo correrá enfundado en el mono de Ducati las dos próximas temporadas después de que Yamaha anunciara este lunes por la tarde su marcha a final de curso. El comunicado no es más que la confirmación de un secreto a voces que llega a las puertas del Gran Premio de España que se disputará el próximo domingo en el circuito de Jerez.
De esta forma, Lorenzo abandonará la estructura con la que en 2008 promocionó a MotoGP y con la que ha logrado sus tres títulos mundiales en la categoría de las motos pesadas, que también han sido los últimos de la marca hasta el momento.
Al margen de las coronas, el español acumula 41 victorias, 99 podios, 36 pole position y 27 vueltas rápidas, una hoja de servicios que, a la espera de lo que ocurra este 2016, ya le coloca como uno de los corredores más fructíferos de la historia del constructor japonés.
En el comunicado, Yamaha asegura que está “tremendamente agradecida a la contribución de Jorge Lorenzo a los éxitos deportivos que ha conseguido para el marca. Y está decidida a compartir más momentos memorables a lo largo de las quince carreras que restan de 2016, en la que es nuestra novena temporada juntos”.
Y añade: “Yamaha le desea a Lorenzo lo mejor para sus futuros retos profesionales y se reafirma en el compromiso del equipo de respaldarle para que logre su cuarto título de MotoGP” para la marca nipona.
Este fichaje deja una vacante al otro lado del taller de Valentino Rossi que bien podría ocupar Maverick Viñales, que sin embargo también baraja otras ofertas. Tampoco está claro quién será el compañero del #99 en la escudería de Borgo Panigale, por más que todo apunta a que ese puesto se lo disputará su actual pareja de pilotos, los dos Andrea, Iannone y Dovizioso.
La mejor oferta de su vida
Lorenzo reconocía hace unos días que Yamaha le plantó delante la mejor oferta de renovación que había tenido hasta la fecha, el mejor contrato de su vida. Sin embargo, a sus 28 años, el mallorquín llevaba tiempo sintiéndose un extraño en su propio equipo, absolutamente volcado en la figura de Rossi.
Esa sensación de soledad terminó jugando a favor de Ducati y de su máximo responsable técnico, Gigi Dall’Igna, viejo compañero de viaje de Giorgio en las categorías inferiores. Dall’Igna fue un elemento capital en Aprilia, firma con la que el chico logró sus dos títulos de dos y medio en 2006 y 2007. La capacidad de persuasión del italiano y la buena pinta que tiene la Desmosedici, combinado todo con una cifra anual que ronda los 12 millones de euros, han sido el estímulo que Lorenzo necesitaba para tomar la decisión más trascendente de su trayectoria.
Esta operación ya estuvo cerca de concretarse en 2009, cuando el fabricante se acercó a Giorgio para tentarle, un año antes de que este lograra su primera corona. Finalmente fue Rossi quien se vistió de rojo en 2011, aunque el idilio con Ducati nunca dio los resultados esperados. Eso es algo que sin duda también ha empujado a Lorenzo, deseoso como está de demostrarle a todo el mundo que él sí es capaz de emular aquello que solo Casey Stoner fue capaz de lograr en 2007.
Vía MotorSport