A principios de enero del presente año el Paladio se convirtió en el metal precioso más cotizado del mundo. Su valor se posiciona alrededor de 45.000 dólares el kilo, superando al oro. La circunstancia ha provocado que los amigos de lo ajeno cambien de prioridades y pongan sus miradas en los catalizadores de los vehículos.
Se trata de un metal noble que resiste oxidación y corrosión, tiene la particularidad que a temperatura ambiente absorbe hidrógeno, hasta 900 veces su volumen, lo que lo convierte en un insumo ideal para la fabricación de catalizadores de tubos de escape.
Es decir, convierte hasta el 90% de gases nocivos como monóxido de carbono, hidrocarbonos y dióxido de nitrógeno, en elementos inofensivos (dióxido de carbono y vapor de agua).
Según The Wall Street Journal (WSJ), en varias ciudades de Estados Unidos ya han detectado varios grupos organizados que se dedican al robo del valioso metal.
El aumento en la demanda y la poca oferta del Paladio ha causado que el precio se eleve por la nubes. Importante destacar que los países productores son pocos, Sudáfrica y Rusia a la cabeza, por citar algunos.
La contaminación y la lucha contra las emisiones ha provocado que los fabricantes dupliquen fuerzas en sistemas de escape más ecológicos, y para ello necesitan más Paladio. Los modelos híbridos pueden acumular hasta 2 gramos de Paladio en su catalizador, lo que es positivo para los ladrones.