A falta de dos semanas para que los motores retumben en el test de Jerez, la F-1 aún no tiene cerrado su menú para el Mundial 2013
A falta de dos semanas para que los motores retumben en el test de Jerez, la F-1 aún no tiene cerrado su menú para el Mundial 2013. Tres ingredientes faltan y no son tres ingredientes cualesquiera: tres pilotos. La salida de Timo Glock, con quien Marussia rompió ayer sus lazos, deja tres volantes sin dueño: el del equipo angloruso, más uno en Caterham y otro en Force India. En el caso de este último, la sombra de la quiebra sobrevuela apenas diez días antes de que el VJM06 sea presentado en Silverstone. ¿Y si levantan la sábana y debajo de ella sólo hay humo?
Glock no disimulaba ayer su sorpresa. También su enfado al pedir vía Twitter a Mark Webber: “Esto no tiene nada que ver con el deporte. Ahora te toca a ti y a tus compañeros aclarar las cosas en las reuniones de pilotos”. Tras tres años en Marussia, el alemán se queda sin auto. “Las duras condiciones económicas prevalecen y el panorama comercial es difícil para todos, incluidos los equipos de F-1. Nos gustaría dar las gracias a Timo por facilitar esta decisión, sobre todo porque tenía contrato, y por su contribución en favor del la escudería”, dijo John Booth.
Es el jefe del equipo Marussia y él sabe, mejor que nadie, los juegos de equilibrio que hay que hacer para que las cuentas cuadren y el auto esté en la línea de salida el 17 de marzo en Albert Park. No correrá esa suerte HRT, a quien la crisis le echó a la cuneta; y peligra Force India, por más que desde el equipo traten de tirar balones fuera. “No son ciertas las informaciones que dicen que el equipo está en crisis”, aclara en un comunicado oficial.
Es su modo de salir al paso ante los posibles problemas financieros de Vijay Mallya, propietario del equipo, apuntados desde ciertos sectores. Mallya asegura que el VJM06 correrá el Mundial, aunque ha habido que apretarse el cinturón. No queda otra. “El límite presupuestario es la única vía para que la F-1 sobreviva”, dice Mike Gascoyne, director técnico en Caterham. No es el único que lo piensa, pero hay que ponerlo en práctica.