Menos de un mes para que dé comienzo una nueva edición del Dakar.
Muchos son los cambios de aquel Volkswagen Touareg turbodiésel y de cuatro ruedas motrices con el que el madrileño conseguía levantar el trofeo que le proclamaba como vencedor del Rally-Raid más duro del planeta. Ahora, el prototipo de SMG lleva un motor de gasolina detrás del cockpit de 420 CV de potencia y de tracción simple, todo atrás. Hay que ser muy técnico para lograr llevar un auto de estas características y poder ser igual o más rápido que un tracción total.
El par como puedes imaginar es espectacular, con unos 68 mkg. Para haceros una idea, el Nissan GT-R Track Pack llega a una cifra de 64,4 mkg, y es una pura bestia a la hora de acelerar. En cuanto al chasis tubular, está construido en aluminio, mientras que la carrocería está realizada en fibra de carbono, tratando de hacerla más aerodinámica que el resto de sus rivales de dos ruedas motrices.
Esto (junto a la supresión obvia del diferencial y el eje delantero) permite aprovechar al máximo el reglamento FIA para los buggyes, dejando en sólo 1.400 kilogramos la suma total de todo el conjunto. Al volante, además de la dirección asistida el piloto dispone de cambio secuencial y la posibilidad de que el copiloto gestione la presión de los neumáticos desde el interior, bajándola cuando sea el momento de afrontar las temidas dunas. La visibilidad de la que dispone el piloto no es uno de los puntos fuertes y en el caso de SMG, incluso han tomado la decisión de cortar el aro superior del volante para así dejar más campo de visión a Sainz y Chabot.
De repuesto, además de dos ruedas situadas por detrás del motor, las tripulaciones también llevan algunas piezas con las que poder reparar algunas averías habituales en la suspensión o en la transmisión. Precisamente es la amortiguación lo más espectacular de todo el conjunto, con un recorrido de suspensión que llega a los 450 mm. Un autentico Monster Truck preparado para volar sobre las dunas y los caminos sudamericanos. Seguro que dará mucha guerra.