Gidley volvió, esta semana, al Daytona International Speedway por primera vez tras el horrible accidente que tuvo en la primera parte de la edición 2014 de las 24 Horas. Este suceso mantuvo al famoso piloto en el hospital durante semanas, con dolores constantes a raíz del daño nervioso y posteriormente tuvo que realizar una rehabilitación que duró años. Se enfrentó a nada más y nada menos que ocho operaciones, incluidas dos de rodillas.
OCHO MESES BOCA ABAJO
Ir un coche entonces para él se convirtió en una tortura, sobre todo, cada vez que el conductor pisaba el freno. Sentarse, dormir, comer, todo para él cambió. “Estuve acostado boca abajo durante muchos días. Desayuné, comí y cené durante ocho meses boca abajo en una mesa de masaje y comía al borde de la misma”, ha explicado en una rueda de prensa, este jueves, previa a las 24 horas de Daytona.
Aunque Gidley aún tiene dolor cerca de su coxis por el daño en los nervios, ya puede realizar actividades normales y entre ellas, competir y está listo para ponerse al volante en una carrera de Resistencia. “No tengo miedo de salir ahí fuera. Es como caminar por una calle con mucha gente y, sabes, cuando caminas por una calle, haces un viaje y eso es lo que me pasó conduciendo. Algo inesperado ocurrió, pero me siento bien, realmente sí. Muy bien. Estoy emocionado y quiero volver a estar ahí“, ha añadido.
AHORA ESPERA UNA OPORTUNIDAD
Gidley no correrá en las 24 horas de Daytona, el evento que arranca hoy mismo, pero no lo hará porque ningún fabricante le ha dado la opción de volver a subirse a un coche. Aunque espera tenerla pronto, no sabe en qué momento ni lugar. “Ahora que puedo pilotar, puedo empezar a volver a extender mi nombre por ahí y hacer saber a la gente que estoy aquí, listo para hacerlo“, ha asegurado.
Mientras tanto, pasar unos días en Daytona seguro que le servirá como catarsis. Gidley ha visitado a los doctores y enfermeras del centro médico Halifax y también ha dado las gracias, de manera pública, a la Asociación Internacional de los Deportes del Motor, por apoyarle durante su rehabilitación; a los servicios de emergencia, que le sacaron de su coche en el momento del accidente; a su mujer; su madre y a Bob Stallings, propietario de un equipo de carreras con su nombre.
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“Estoy muy emocionado por ver a la gente y les doy las gracias, tengo ganas de cerrar este capítulo de mi vida, suena raro, así que estoy algo nervioso, pero ya estoy listo para ser como el Memo que era hace unos años. Si compito o no, quiero que me traten como a un tipo normal“, ha insistido.
NO RECUERDA EL ACCIDENTE
Gidley no recuerda nada del accidente, que acumula más de medio millón de visitas en YouTube, pero ha visto un vídeo y fotos de su coche destrozado. Todo el mundo coincide: si lo ves, no se te olvida en un tiempo. Pero, ¿qué fue lo que pasó entonces? Gidley se estrelló contra Matteo Malucelli, que sufría una pérdida de potencia e iba a proceder a pararse a un lado de la pista.
El piloto de nacionalidad americana y mexicana, que iba casi a toda velocidad – 190 kilómetros por hora -, se comió la parte de atrás del coche de Malucelli. El impacto levantó a ambos coches y los hizo girar por los aires. Muchas piezas saltaron y quedaron repartidas por todo el trazado y a ambos pilotos los trasladaron al hospital. En concreto, Gidley estuvo dos semanas y pasaron meses hasta que finalmente pudo volver a casa, a California. Su vida pasaba entre centro de rehabilitación y centro de rehabilitación, pero la peor parte llegó seis semanas después, cuando apareció el dolor nervioso.
“Fue una mierda de experiencia. El accidente fue una cosa y la recuperación fue otra, algo enorme. Salir adelante después de haberte roto huesos es fácil, cualquiera que ha tenido dolor nervioso o algo así sabe que te pone en un estado de ánimo al que normalmente no estás acostumbrado. Normalmente soy un tipo bastante feliz, pero hubo momentos en los que era horrible“, ha relatado.
LA REHABILITACIÓN AÚN CONTINÚA
La operación que tuvo hace un año le ayudó a aliviar la mayoría de dolores, pero su recuperación incluye horas interminables de fisioterapia, tiempo en una cámara hipervárica, acupuntura, crioterapia y muchas otras técnicas de medicina alternativa. “Han sido dos años infernales“, ha comentado.
Desde el accidente, no ha vuelto a pilotar y, de hecho, no tiene una licencia para conducir. No obstante, ha hecho karting, aunque sabe que esto es sólo un pequeño paso en su batalla. “Correr es lo que he hecho durante mucho tiempo y me encanta el ambiente, la gente y estar en los circuitos. Ese era mi objetivo y es también el actual“, ha expresado para finalizar.