Resulta que Joe Biden, el nuevo presidente de los Estados Unidos, además de político es un enfermo del motor. Ahora que Biden se ha convertido en uno de los hombres más importantes del Planeta, lo justo es que conozcamos más sobre él.
A Biden la pasión por los autos le viene de familia. Su padre dirigió varios concesarionarios principalmente de Chrysler durante más de 30 años y también estuvo al cargo de las operaciones de Ford un tiempo. Su padre le dejaba manejar algunos modelos y ahí fue donde se enamoró por primera vez del mundo de los autos.
Su primer auto fue un Studebaker de 1951, un popular auto de posguerra que recibió el apodo de ‘Nariz Bala’ por el diesño de su parrilla. Tras eso llegó un Plymouth Cranbrook Convertible de 1952 en rojo con motor de seis cilindros y 97 caballos de potencia, muy eficiente para hablar de un auto de ciudad en los años 50 que hoy sigue siendo todo un clásico.
Luego llegó un distinguido Mercedes-Benz 190SL de con un motor de cuatro cilindros en línea 1,9 litros de 104 caballos de potencia.
Pero probablemente el más querido del presidente fue su Chevrolet Corvette verde de 1967, equipado con un V8 capaz de entregar 350 caballos de potencia. Un regalo de boda de su padre que todavía está en su garaje.
Ahora tendrá que abandonarlos todos para manejar ‘La Bestia’, la gran limusina fabricada para Donald Trump, aunque ya ha avisado de que quiere sustituir toda la flota presidencial por vehículos eléctricos.