El Pontiac Sunbird de su abuelo que conservará para siempre

Existen objetos que llegan a marcar la vida de cada persona, desde un llavero, bicicleta, moto o auto, sea cual sea el artículo, puede llegar a significar mucho en la vida de cada individuo, aún más, si es el regalo de un abuelo en formato de auto americano y descapotable

Esta es la historia de José Esteban Matamoros, un joven de 21 años vecino del cantón de Cañas en Guanacaste, que creció en las cálidas tierras de su pueblo viendo a su abuelito rodar con un Pontiac Sunbird 1985 descapotable por las tardes tanto en el centro de la ciudad como de camino a la playa. 

Este modelo nació para reemplazar la serie Vega de Chevrolet desde 1974 hasta 1994 en que fue sustituido por el Sunfire de primera generación. El año 1995 fue conocido por haber tenido en todos sus años de producción en varias versiones. Cómo vagoneta de Safari, familiar sedán y convertible. 

En Costa Rica hay pocos modelos y en el pueblo cañero vive desde hace ya más de 30 años rodando todos los días, desde que era de Don Ricardo Solorzano, abuelo del actual dueño.

“Es un auto que significa mucho sentimentalmente hablando, no solo por las emociones que me provoca al conducirlo, sino también porque fue el regalo de mi abuelo, una persona que fue muy importante para mi persona”, expresó este joven amante de los deportivos americanos. 

Dice que el proceso de tenerlo y mantenerlo no ha sido fácil teniendo en cuenta que es su primer carro y que aún no posee un trabajo estable por su edad pero, que a como ha podido lo ha mantenido al día y poco a poco le ha ido reparando piezas tanto estéticas como mecánicas. 

“No deja de ser un auto antiguo y es normal que alguna piezas lleguen a cumplir su vida útil y fallen, por suerte, sus repuestos no son muy caros ni tampoco son complicados de encontrar, algunas veces reparas una cosa y al momento se daña otra pero, es parte de la esencia ”

Enfatiza que tiene siete años de bajo su tutela, que al principio fue abandonado y con el pasar del tiempo se convirtió en un gallinero pero, así lo aceptó, restauró y le ha ido haciendo trabajos de pintura, para mantenerlo en buen estado y lo más original posible. 

“Cuando comenzamos a trabajar nos dimos cuenta de todo lo que le había que hacer, era bastante dinero y no continuar con el proyecto no era opción para mí,, así que acepté el reto y se llegó hasta el punto en el que está ahora, aún faltan cosas por hacerle pero, ya falta poco por terminar”

Al preguntarle sobre el valor que posee este Pontiac Sunbird en su vida, de inmediato sus ojos se humedecieron y respondió lo siguiente. 

“Puedo decir sin pensarlo dos veces que es uno de los objetos más importantes en mi vida, fue el regalo de una persona muy especial, aparte de ser mi primer carro, lo cual creo que lo hace mucho más importante además, de ser un carro que sin importar el lugar a donde vaya, roba la atención de más de una persona, lo cual es una de las mejores sensaciones que existen”

Expresa que tiene muchas anécdotas a su lado pero, la que más recuerda sucedió en Puntarenas, donde fue parte de una exposición de autos antiguos, ya que la sensación de ver su proyecto casi en pie al lado de otros modelos ,le recordó a su abuelo, que si estuviera vivo, sería muy feliz de ver el auto en buen estado y rodando por las cálidas calles cañeras.

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