Yamaha está a otro nivel. Lo demostraron Lorenzo y Rossi, que dominaron los entrenamientos de cabo a rabo. Prueba de ello es que las 14 vueltas más rápidas de los tres días de ensayos fueron dadas por pilotos de la marca de los diapasones.
A Lorenzo le sale todo. El título conseguido en Valencia, y sobre todo la forma en que se lo llevó, le han dado alas al español, que demuestra tener más confianza que nunca. Incluso en una pista en la que nunca ha ganado en MotoGP, los tiempos le salieron sin esfuerzo. Según él, la llegada de Michelin le beneficia mucho más que le perjudica, y eso se ve reflejado tanto en el cronómetro como en su estado de ánimo.
Rossi busca una respuesta. Su forma de encarar el Mundial será idéntica a la del año pasado: no fallar y esperar que lo haga el resto. Lo más probable es que su rendimiento en el primer tercio de Mundial dictamine si se queda en MotoGP o cambia de aires.
Honda no escucha. Lo veían venir Márquez y Pedrosa, que el año pasado ya lo pasaron fatal por el exceso de potencia del motor y que este año se encuentran en una situación todavía peor. Pero Honda, fiel a su filosofía de relativizar el papel de los pilotos, tampoco parece haberes escuchado esta vez. Todo pasa por saber si la electrónica actual permite dominar un prototipo que parece un potro desbocado. “Es una posibilidad que lleguemos a Qatar sin estar totalmente listos”, dice Márquez.
Stoner está listo para correr. Un par de días han bastado para dejar claro que si el australiano decide volver a subirse a una moto, necesitará muy poco para volver a ser competitivo. Por el momento él lo niega, aunque Ducati recalca que tiene carta blanca para hacerlo. A pesar de rodar con el modelo de 2015, Stoner se fue de Sepang con la mejor vuelta de una Ducati (2m 1.070s). El de Southport no volverá a rodar hasta Losail, poco antes de arrancar el campeonato. Se espera que allí ya se centre en la nueva Desmosedici GP.
Malestar en Ducati. La marca italiana emplea a Stoner como cebo para tratar de atraer la atención de alguno de los pilotos top. El interés por Lorenzo es permanente, pero resulta que hasta Márquez podría llegar a ponerse a tiro dados los problemas que está encontrando con la nueva Honda. Andrea Dovizioso y su tocayo Iannone comienzan a sentirse violentados por toda la atención que la marca de Borgo Panigale le dedica al australiano.
Las satélite, muy por debajo. La entrada en escena de los neumáticos Michelin y la centralita única ha provocado que las fábricas se focalicen en los equipos oficiales. Si Honda dejó que sus estructuras satélites probaran los motores de 2016 fue por necesidad, para poder recabar más datos, circunstancia que demuestra las angustias del constructor japonés.
Michelin hizo sus deberes. El entrenamiento que se celebró en Valencia nada más terminar el Mundial provocó el pánico entre los pilotos. Hubo multitud de caídas y el diagnóstico siempre fue el mismo. “La goma de delante no avisa. Cuando te das cuenta ya estás en el suelo”, coincidían. En Sepang, Michelin demostró haber hecho los deberes y desplazó una serie de compuestos con mucho más agarre.
El accidente de Baz. Michelin hará bien en despejar las dudas lo antes posible y explicar de forma precisa y qué fue lo que ocurrió exactamente el martes, y las razones que provocaron que el neumático trasero de la Ducati del francés estallara. Las consecuencias podrían haber sido terribles y no basta con insinuar que pudo haber un problema relativo a la presión de aire.
Phillip Island aclarará el panorama. En Australia habrá que ver cómo se desenvuelve allí la Yamaha. Si Lorenzo y Rossi vuelven a mandar ya se podrá concluir que probablemente llegarán a Qatar como principales aspirantes a todo. Será después de Phillip Island que ambos decidirán qué moto eligen: el prototipo híbrido o el de 2016. También sabremos si Honda es capaz de controlar la potencia de su motor a partir de la electrónica. Ducati deberá concentrarse definitivamente en la Desmosedici GP, y Suzuki seguirá trabajando con los chasis de 2015 y 2016, tratando de adaptarse a la electrónica y cambio seamless, todavía joven.
Vía MotorSport