Toyota Corona 68, el carro que llegó a la familia Ramírez para siempre

Existen autos que han marcado masas así como otros que en una familia en particular, se han convertido en el pilar tanto como objeto de recreación como pasional. Este es el caso del Toyota Corona 68, un carro que llegó a la familia Ramírez-Vega ayudando a que creciera alrededor de cuatro ruedas con un amor que se traspasó de generación en generación

Este japonés  fue uno de los primeros modelos de exportación internacional de la marca nacido en 1957 y vivió hasta el 2001 brindando a los compradores la opción de un automóvil grande y barato además, fue el segundo sedán de Toyota en su jerarquía de productos debajo del Crown. 

familia Ramírez-Vega

Aterrizando en nuestro protagonista, fue un auto adquirido por el esposo de la abuela de Victor Ramirez Vega, un amante de los carros y vecino de Alajuela quien contó a Puro Motor, la historia del modelo y como fue parte fundamental en su familia desde los años 70 hasta la fecha. 

Expresó que fue comprado por el esposo de la única abuela que él conoció para seguidamente ser vendido a su señor padre por el precio de 20 mil colones en el año 76. 

“Siempre le llamamos de cariño el “Celestillo”, ya que posee una gran historia familiar porque fue el carro en el que papi iba a visitar a mi madre, el transporte del día del matrimonio, el carro con el que fueron a la luna de miel, así como toda mi familia en algún momento se han subido en este guerrero”, comentó Ramirez. 

Posee más de 50 años con ellos y se consideró desde el inicio como un miembro más donde se espera que pase de generación en generación, actualmente lleva cuatro a sus espaldas. 

Reafirma que el modelo es super agradecido y siempre se le hicieron los mantenimientos normales, se le realizó el refrescamiento del motor hace 35 años y desde entonces, solo mantenimiento básico. Hace un par de años su padre lastimosamente murió, por lo que el carro pasó un tiempo guardado. 

Luego de este trágico acontecimiento Victor Ramirez, se armó de valor y puso el sedán a caminar producto de cambiar la batería, sellos de válvulas, aceites y restauración de pintura, siempre manteniendo el color de fábrica, una tarea que fue ardua ya que los repuestos fueron importados desde diferentes países. 

Actualmente, se encuentra impecable y es de uso diario mayoritariamente los domingos, afirma que antes se utilizaba más, cuando su padre estaba vivo, pues era el carro del cual siempre era feliz conduciendo. 

Victor Ramirez de pequeño

“Cuando lo veo es como volver a vivir bonitos recuerdos del pasado, es observar a mi abuela, a mi padre, es un sentimiento super importante, sentarse en el volante sentir su olor particular, es algo que no tiene precio”, expresó este entusiasta de 35 años de edad. 

Al preguntarle sobre si lo vendería nos exclamó que si les devuelven más de 50 años de recuerdos y vivencias familiares lo analizaría, de lo contrario, estará hasta el final con ellos.

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