Historia: Volkswagen Golf Mk3 A59 el Golf más radical jamás creado
Para entender la leyenda que rodea al Volkswagen Golf Mk3 A59 basta con mencionar sus prestaciones y entender lo que hubiera supuesto para Volkswagen hace más de dos décadas, en 1993. A comienzos de los años noventa, Volkswagen trabajaba en un deportivo de carreras para regresar al WRC y enmendar los errores de su predecesor, un Volkswagen Golf – denominado Rallye – del que también se homologarían 5.000 unidades de calle, con un precio que duplicaba el de un Golf GTI de serie. El Volkswagen Golf Mk3 A59 sería, por lo tanto, uno de esos maravillosos deportivos que nacen cuando se alinean los astros, cuando un fabricante se ve inmerso en la aventura de la competición. Tened en cuenta que hablamos de 275 CV de potencia. Por encima de los 230 CV de un Ford Escort RS Cosworth, e incluso de los 250 CV de un Porsche 911 Carrera 2 (964). Tampoco estaba muy lejos de otro deportivo de culto que también se estuvo fraguando en aquellos años, el Audi RS2 Avant con su cinco cilindros de 315 CV de potencia. Un Volkswagen Golf R se sitúa en 300 CV de potencia.
Con sus cifras, y sus orígenes, el Volkswagen Golf Mk3 A59 nacería inexorablemente como un deportivo de culto. Recordemos que su objetivo final pasaba única y exclusivamente por atacar al World Rally Championship, introduciéndose en la categoría reina del campeonato, en los Grupo A. Para tal empresa, Volkswagen había considerado una producción de 2.500 unidades de calle.
Con sus 275 CV de potencia, este Golf Mk3 A59 no se parecía ni remotamente al VR6. De hecho ningún otro Golf de la época, de serie, superaría los 200 CV
Volkswagen encargaría la creación del Golf Mk3 A59 a Schmidt Motorsport, preparadores con dilatada experiencia en la creación de deportivos de carreras competitivos. Así nacería un Volkswagen Golf con un chasis muy reforzado, pero sobre todo un motor espectacular,un cuatro cilindros de 2.0 litros que de la mano del turbo alcanzaría nada más y nada menos que 275 CV de potencia a 6.000 rpm, asociado a un cambio manual de seis relaciones y un sistema de tracción a las cuatro ruedas Syncro. Estas son unas cifras que hoy en día, incluso sabiendo que ahora sí se comercializan compactos deportivos con motores de cuatro cilindros más potentes, siguen sorprendiéndonos. El motor, por cierto, correría a cargo de Norbert Kreyer, un ex-Toyota que en su día había trabajado en proyectos tan apasionantes como el del Celica GT-Four.
Más allá de este motor de aluminio de cuatro cilindros y 16 válvulas, sobre cuya culata rezaba la inscripción A59, el Volkswagen Golf Mk3 A59 contaba con un kit completo de carrocería ensanchada más allá de los límites razonables, moldeada en fibra y kevlar, con suspensiones específicas, un buen alerón y un capó abultado con tres aberturas a modo de entradas y salidas de aire, que no respondían a simetría alguna.
Sin duda, había nacido una estrella.
Cuando el proyecto del Volkswagen Golf Mk3 A59 prácticamente encaraba su recta final, con el desarrollo finalizado, y a punto de “firmar los papeles”, el proyecto fue cancelado. Algunos apuntan a la recesión de los 90, a la situación económica delicada de Volkswagen, e incluso a Ferdinand Piëch, que alcanzó su posición de CEO en Volkswagen en aquellas fechas. Pensemos que, incluso teniendo en cuenta que el Mk3 A59 se comercializaría con un precio que duplicaba al de un Golf GTI, Volkswagen estaría perdiendo dinero por cada una de las 2.500 unidades que se vendieran. Con lo cual era un proyecto atrevido, y una aventura en la competición realmente cara.
Lo cual nos lleva tras la pista de los pocos – ciertamente muy pocos – Volkswagen Golf Mk3 A59 que sí se construyeron. Una historia en torno a la cual, de nuevo, circulan muchos rumores.
Hace dos años, la revista británica Volkswagen Driver Magazine viajaba tras la pista del Volkswagen Golf Mk3 A59, encontrándose con el primer A59 fabricado, con lo que denominaron el Auto Zero.
El Auto Zero es la primera unidad que construyó Schmidt Motorsport en sus talleres y que hoy en día sigue siendo propiedad de aquel negocio que también comprendía la venta de automóviles, nuevos y de ocasión. Sin ir más lejos, el primer Volkswagen Golf Mk3 A59 es una de las piezas de las que se sienten más orgullosos en el concesionario Volkswagen Autohaus Konrad Schmidt, en una localidad próxima a Núremberg.
Aquel Auto Zero no contaba con la mecánica definitiva, con su 2.0 16 válvulas de 275 CV y su cambio manual de seis relaciones. Pero sí con un cambio de cinco relaciones, e incluso una modificación en el túnel de la transmisión para simular el espacio que ocuparía la transmisión definitiva de su sistema Syncro.
El A59 original, incluso, tenía detalles en apariencia improvisados, como un embellecedor de goma a mitad altura en la línea lateral que sí estaba presente en su lado derecho, pero no en el izquierdo. Aquel detalle no se trataba, ni mucho menos, de una equivocación, sino de una solución socorrida para mostrar a Volkswagen dos posibles alternativas en el acabado exterior y que fuera la marca alemana la que eligiera la solución que más les interesase.
Si ves imágenes suyas en internet lo reconocerás por sus llantas de cinco radios en acabado grafito.
El segundo Volkswagen Golf Mk3 A59, plenamente funcional, y con todos los detalles y la mecánica definitiva que aparentemente se hubiera aplicado a las 2.500 unidades que se pretendía producir, estuvo durante años en la recepción del centro de Volkswagen Motorsport en Hannover. Ahora reside en el museo de Volkswagen en Wolfsburgo.
Para diferenciarlo del anterior, del denominado Auto Zero, basta con fijarse en sus llantas, también de cinco radios, pero más estrechos, y con acabado gris metalizado.
Una firma de preparadores griega se hizo con la carrocería de un tercer A59, y lo ensambló.
Lo sorprendente, y probablemente menos conocido, es que según la revista Volkswagen Driver Magazine aún existiría un tercer Volkswagen Golf Mk3 A59. En 1996, la firma de tuning Boulekos Dynamic, afincada en Grecia, adquirió la carrocería sin ensamblar de Schmidt Motorsport. Y optó por su reconstrucción. Si ves imágenes suyas, lo reconocerás por su carrocería amarilla (más información en la web de Boulekos Dynamic).
Aquel auto permanecería durante algunos años en los talleres de esta casa de preparadores, hasta que fue adquirido por uno de sus clientes.
Pero aún existió un cuarto prototipo del Volkswagen Golf Mk3 A59, con especificaciones de Grupo A, que acabó siendo completado por Winfried Matter GmbH, aprovechando las piezas que jamás se ensamblaron por Schmidt Motorsport. Así nacería un coche de carreras que participaría en diferentes campeonatos, como el alemán de Rallycross, a finales de los años noventa.
Por último, y según Schmidt Motorsport, aún habría otros Volkswagen Golf Mk3 A59 o, mejor dicho, reconstrucciones de lo que debería haber sido el A59, por el mundo. Schmidt Motorsport llegó a preparar en torno a diez carrocerías ensanchadas que fueron adquiridas por unos preparadores de Canadá y que más tarde acabaron repartidas por diferentes países.
Pero lo único que tenemos muy claro es que el Volkswagen Golf Mk3 A59 seguirá figurando como uno de los Volkswagen Golf más radicales, que Volkswagen jamás se atrevió a comercializar, y que más cerca estuvo de llegar a los concesionarios.