La creatividad y el amor por los vehículos no tiene límites, todos los dueños tienen ese gusto original a la hora de conservar cada modelo o bien, personalizarlo. En esta ocasión, la restauración es poco habitual, de la mano de Redline Restoration, empresa que revive clásicos de verdad ha centrado sus esfuerzos en un muscle car de juguete.
Al Camaro la vida no lo ha tratado de la mejor manera, en el vídeo se puede observar un capó roto cubierto de óxido y golpes. Volverlo a su estado original llevó paciencia y mucha creatividad.
Lo primero que se realiza es separar el cuerpo del modelo de su chasis, y despojarlo de su pintura original luego, ambas partes se sumergen en un vaso con ácido fosfórico al 75 % durante unos segundos para eliminar la mayoría de la oxidación y pulir el metal.
Seguidamente llega el momento de la pintura, se eligió negro para el techo y morado para el resto de la carrocería. Después se deja secar durante dos días y se trabaja en otras partes del modelo.
El resultado final es espectacular, un muscle car totalmente nuevo digno de colección. En el siguiente vídeo se puede apreciar paso a paso todo el proceso de darle vida al Camaro 1968 de juguete.