F1

Roborace: auto autónomos compitiendo a 300 km/h

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Parece algo lejano, pero en el fondo no lo es: los auto s autónomos están entre nosotros, y en el terreno de la competición están listos para salir a la pista y cambiar el mundo. El 31 de marzo se presentó oficialmente la Roborace, la competición de autos completamente autónomos, dirigidos por inteligencia artificial. Esta nueva competición, algo único en la historia como nos podemos imaginar, planea disponer de 10 equipos de autos sin conductor que competirán acompañando a la Formula E en la temporada 2016/2017. El vencedor será el que disponga de la mejor inteligencia artificial para derrotar a sus adversarios. ¿No es emocionante?

El reto es excitante a todos los niveles. En primer lugar, será un excelente banco de pruebas y desarrollo de nuevas soluciones de inteligencia artificial orientadas a la conducción autónoma. Por mucho que hablemos de prototipos de competición capaces de alcanzar más de 300 km/h, tendrán que tomar importantes decisiones en cuanto a cómo evitar accidentes, situaciones de riesgo potencial o, en el peor de los casos, cómo minimizar las consecuencias de un impacto.

Serán autos autónomos que habrán de luchar por ganar una posición, lo que pondrá a prueba no solo su capacidad para planificar una estrategia competitiva, sino que será además un laboratorio de ideas sobre cómo implementar características tan humanas como la intuición, la imaginación o la picardía.

El diseñador de los autos de Roborace es el mismo diseñador que creó las motocicletas en la película Tron: Legacy, por lo que no nos sorprende que el resultado sea así de espectacular. Daniel Simon los ha creado, pero lo más interesante es que en esta ocasión el concepto no estará lejos del auto que competirá. Como sabemos, cuando se presenta un concept car se está presentando una idea, una línea o filosofía a seguir y se busca el impacto en el público, estimular la imaginación. Cuando ese concepto se hace una realidad es cuando las expectativas se rebajan y aparecen los cambios.

En el caso de Roborace la idea es otra, pues el objetivo de Simon era “crear un vehículo capaz de sacar partido a las inusuales oportunidades de no disponer de conductor, sin poner en compromiso jamás la estética y la belleza“. Labelleza es un requisito importante para el proyecto, y también el rendimiento aerodinámico. La prueba está en las formas redondeadas, y también en la parte inferior de los autos, lugar en el que se consigue la mayor cantidad dedownforce, algo crucial para multiplicar la velocidad de paso por curva hasta límites sobrehumanos.

No es una exageración.

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Los autos de la Roborace son de cuatro ruedas motrices, eléctricos y no tienen nada expuesto más que su carrocería aerodinámica. La falta de conductor implica que no es necesario disponer de una cúpula, y que el centro de gravedad siempre será lo más bajo posible, y por supuesto, esa falta de conductor hace que sea posible plantearse velocidades de vértigo, sobre todo en curva, que serían prohibitivas para la salud e integridad física de los seres humanos.

A pesar de que hay que tomarse las cosas como son, y esta competición es algo completamente experimental y susceptible de sufrir gran cantidad de errores, percances y fallos técnicos, es el futuro. Es posible que los entusiastas de la competición automovilística piensen, a priori, que no será lo mismo sin un piloto humano, de la misma manera que los detractores de la conducción autónoma apelan a los sentimientos del “placer de la conducción”, y de la misma manera que los detractores de la transmisión automática esgrimen los argumentos de “la deportividad” del cambio manual.

Sin embargo, la competición siempre será competición. Y en este caso, seguro que el espectáculo está asegurado, pero sobre todo está asegurado un mundo nuevo de investigación y desarrollo de algoritmos de inteligencia artificial aplicados a la conducción, algo que sin ningún género de duda nos va a beneficiar a largo plazo. Tanto es así que los autos serán exactamente iguales para todos los participantes, y solo cambiarán los algoritmos y el código necesario para desarrollar la actividad (y existe una API disponible para los desarrolladores), con lo cual dependerá de la habilidad de los diseñadores y programadores para destacar y ganar carreras.

Las posibilidades que se abren ante este tipo de desarrollos son excepcionales, puesto que podemos interpretar que cada diseño de I.A. tendrá su propia “personalidad”: más agresiva, arriesgando más en las curvas, en las frenadas, con una “percepción” del riesgo menor… o más conservadores, más constantes, con menor propensión a meterse en líos. Esto quizás es llevar demasiado lejos el símil, pero lo más probable es que este próximo año podamos disfrutar de una carrera y un campeonato que harán historia.

Vía DiarioMotor

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