Diseñó, fabricó y pilotó el monoplaza con el que ganó el título en 1966
La carrera de Jack Brabham se tejió junto a leyendas del Gran Circo como Stirling Moss, Jim Clarko Sir Jackie Stewart. Aunque nunca fue considerado por tener tanto talento como estos rivales, consiguió ganarse un sitio y una reputación en el Gran Circo.
Ganar tres títulos en temporadas con pilotos de esta categoría tiene doble mérito. Lo que sí que es verdad es que Brabham siempre conseguía la victoria por tecnología, por su actuación o por la fiabilidad de su monoplaza, o bien por la combinación de las tres.
“Es un día muy triste para todos nosotros. Mi padre murió en casa a la edad de 88 años esta mañana. Vivió una vida increíble, habiendo conseguido más de lo que cualquiera hubiera podido soñar. Continuará viviendo en el legado que deja atrás”, asegura su hijo, David.
Jack comenzó compitiendo en Australia en 1948 tras haber servido a las Fuerzas Aéreas de Australia como mecánico. Tras algunos años exitosos corriendo en Nueva Zelanda y en Australia, llegó a Reino Unido donde hizo su debut en su primer Gran Premio en 1955.
Sus victorias en el Gran Circo comenzaron en Mónaco en 1959 y acabaron en Sudáfrica en 1970, el año en el que se retiró de este deporte, a sus 43 años.Tras su retirada, vendió su equipo a Bernie Ecclestone, cabeza de este deporte, que haría permanecer su nombre hasta 1990. En 1979, fue nombrado caballero por sus servicios en este deporte de motor.
El campeonato de 1966 lo consiguió gracias a un coche que él mismo construyó, el BT19. Eso le convierte en el único hombre de la historia que diseñó, fabricó y pilotó un auto ganador de un campeonato.
“Australia ha perdido una leyenda. Con su espiritu pionero, Sir Jack Brabham tenía muchas de las características australianas. Fue respetado y admirado por su espíritu y por su gran habilidad como ingeniero”, finalizó el primer ministro australiano, Tony Abbott.
Via Car & Driver