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Los Juegos Olímpicos que sí tuvieron carreras de autos y motos

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En los segundos JJ.OO. de la era moderna, en París 1900, automóviles y motocicletas compitieron como deporte de exhibición.

Como es habitual, cada vez que se desarrollan unos Juegos Olímpicos, surgen comentarios sobre la incorporación de los deportes de motor en este magno acontecimiento deportivo, algo imposible en la actualidad y que recoge la Carta Olímpica, que declara: “Los deportes, disciplinas o eventos en los que el rendimiento dependa esencialmente de propulsión mecánica no son aceptables”.

Pero no siempre fue así y en los Juegos Olímpicos de París en 1900, los segundos de la historia, hubo carreras de automóviles y motocicletas como deporte de exhibición, ya que en Francia era donde más afición se concentraba en estas recién nacidas especialidades.

En París se llegaron a celebrar hasta 16 eventos del motor divididos en dos grupos. Por un lado la ya tradicional carrera, que se disputaba en Francia desde hacía algunos años, París-Toulouse-París, sólo para automóviles de diverso tipo y dividida en varias etapas contra-reloj. Una prueba semejante a lo que hoy conoceríamos como un Rally y que contaba con unos buenos premios en metálico, que sumaban 46.000 francos en total.

Por otra parte se organizaron diversas pruebas de regularidad y fiabilidad, algo impensable hoy en día pero muy común en los albores de la automoción y que eran premiadas con medallas.

La París-Toulouse-París contó en aquella ocasión con tres etapas: Montgeron-Toulouse, Toulouse-Limoges y Limoges-Montgeron, que sumaban una distancia total de 1.347 Km. La organización tuvo algunos problemas para conseguir los múltiples permisos para cerrar las carreteras al tráfico, pero finalmente, el 25 de Julio, se puso en marcha la competición, con 78 vehículos participantes, divididos en varias categorías según el tamaño del automóvil. Sólo 18 vehículos concluirían la prueba.

El ganador absoluto fue Alfred Velghe, que corrió con el seudónimo de ‘Levegh’ y empleó 20 horas y 50 minutos en completar el recorrido. Años más tarde, su sobrino, Pierre Eugène Alfred Bouillin, fue piloto y usó el mismo seudónimo, pasando a la historia por el conocido “desastre de Le Mans”, un trágico accidente ocurrido en las 24 horas de Le Mans de 1955, donde perdieron la vida 82 espectadores y el propio piloto, además de 100 heridos. Este hecho causó la retirada oficial de Mercedes del automovilismo deportivo durante años.

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Del 18 al 23 de junio de 1900 compitieron las motocicletas en los Juegos Olimpicos, teniendo que completar 70 vueltas a la pista de Lac Daumesnil, próxima a Vincennes. Cada jornada los pilotos debían completar 30 vueltas por la mañana y 40 por la tarde, sumando un total de 160 kms. Diarios.

Participaron 13 motocicletas y los hermanos de origen ruso Eugene y Michel Werner ganaron la competición en una moto que ellos mismos habían construido. Como curiosidad destacar que los hermanos Werner eran periodistas, residían en París y fueron los primeros en usar el término ‘motocicleta’.

Aquí no acabaría la corta historia de los deportes del motor en los Juegos Olímpicos, pues en los celebrados en Londres el año 1908 se organizaron carreras de lanchas motoras y alguna carrera de automóviles, pero ya a un rango mucho menor.

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Vía MotorSport

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