AFP / ¿Y si la participación de Fernando Alonso en las 500 Millas de Indianápolis fuese el preludio de la expansión internacional de la IndyCar, la categoría reína del automovilismo estadounidense?
“Tengo la sensación de que nos hemos dormido durante demasiado en cuanto a nuestra expansión en el extranjero”, explica a la AFP Mark Miles, presidente ejecutivo de Hulman & Company, el grupo propietario de la competición.
El que fuera patrón de la Asociación de Tenistas Profesionales (ATP) entre 1990 y 2005 tiene en mente “este inmenso trabajo” desde que fuese nominado en diciembre de 2012.
En el calendario de 2017, solo una carrera de las Series IndyCar se disputará fuera del territorio estadounidense y será en Toronto, en la vecina Canadá.
La última prueba celebrada en otra zona fue en Sao Paulo, en Brasil, en 2013.
En 2015, otra carrera prevista en Brasilia fue anulada por problemas de financiación.
La disciplina, sin embargo, puede apoyarse en dos pilotos brasileños, con Helio Castroneves, triple ganador de las 500 Millas de Indianápolis, y Tony Kanaan, campeón en 2004.
Tradicionalmente implantada en el MidWest, la región formada por una docena de estados del centro-norte de Estados Unidos, la IndyCar, que en 2017 cuenta con pilotos de 12 nacionalidades, tiene como gran objetivo África y, según los rumores, el circuito sudafricano de Kyalami en particular.
Porsche compró este circuito ubicado al norte de Johannesburgo en 2014 y lo ha renovado sin reparar en gastos.
La IndyCar podría sustituir simbólicamente a la Fórmula 1, que organizó allá 21 Grandes Premios entre 1967 y 1993.
“Esta forma parte de las siete u ocho posibilidades con las que estamos negociando”, admite Mark Miles, que cita también a Emiratos Árabes Unidos, el sudeste asiático y Australia.
Para incluir dos o tres nuevas carreras en el extranjero, la temporada de IndyCar podría comenzar en febrero en lugar de marzo, ya que siempre tendrá que acabar a finales de septiembre para no enfrentarse a la competencia que supone el campeonato de fútbol americano (NFL).
Al mismo tiempo, Liberty Media, el grupo norteamericano propietario de la Fórmula 1, desea organizar al menos cuatro carreras en Estados Unidos, con un regreso a California, a Long Beach, donde se disputó la F1 entre 1976 y 1983, pero que sigue siendo un bastión de la IndyCar.
Sobre este tema, Miles aseguró “no estar inquieto en absoluto”.
La Triple Corona
“A la Fórmula 1 siempre le ha costado exportarse a Estados Unidos, mientras que la IndyCar se ha concentrado durante mucho tiempo en el mercado doméstico sin mirar más allá”, explica un analista del gabinete BCG.
“En los años 2000, Toyota y Chevrolet dejaron de abastecer motores puesto que no encontraban un retorno publicitario a la altura de la inversión elevada”, recuerda.
“El hecho de buscar otros mercados puede atraer a marcas que no lo consideren interesante actualmente”, añade.
El dinero fluye menos en la IndyCar que en la Fórmula 1 y el campeonato estadounidense ha tenido que recurrir al ‘naming’. El último caso es el del gigante de las telecomunicaciones Verizon, que pagará unos 15 millones de dólares por temporada.
Los dirigentes de la disciplina tratan de reforzar su imagen de marca apoyándose en la atracción de las 500 Millas de Indianápolis, que forma parte de la Triple Corona de las carreras automovilísticas más prestigiosas del mundo, junto al Gran Premio de Mónaco de Fórmula 1 y a las 24 Horas de Le Mans del campeonato de resistencia.
La IndyCar también querría atraer nuevos proveedores. El chasis del constructor italiano Dallara es idéntico para todos los monoplazas, que también utilizan neumáticos Firestone.
“La categoría solo cuenta en la actualidad con dos motoristas: Honda, que llegó en 2013, y Chevrolet, que regresó en 2012”, detalla un experto de Gartner.
En cambio, tiene el atractivo de su variedad de circuitos: ovalados, urbanos y clásicos a partes iguales.
“Contrariamente a la Fórmula 1, hay muchos adelantamientos y la victoria se juega a menudo en la última vuelta”, destaca este mismo experto.
En Europa, la disciplina despierta poco entusiasmo. En Francia, que cuenta con dos de los principales pilotos de la disciplina Simon Pagenaud (vigente campeón y líder del campeonato) y Sébastien Bourdais (cuádruple ganador del ChampCar de 2004 a 2007), las carreras apenas tienen seguimiento por televisión.
En cambio, en España se está viviendo el ‘descubrimiento’ de esta disciplina gracias a la participación por primera vez de Fernando Alonso, doble campeón del mundo de Fórmula 1.
La IndyCar apuesta al ‘efecto Alonso’ para ganar nuevos mercados.